sábado, 26 de diciembre de 2009

Maravilla Número Uno

Es, sencillamente, el lugar en que vivimos. De todos los cuerpos celestes que podemos divisar, el más maravilloso y misterioso es nuestro propio planeta; la Tierra. Es un sistema viviente, un inmenso organismo que está aún en proceso de desarrollo, de estructuración, que produce su propio oxigeno, mantiene su propia temperatura, hace que sus incontables partes estén unidas y sean interdependientes… incluyéndonos a nosotros.
Puede mantenernos alertas y exultantes con sus preguntas durante milenios, si aprendemos a vivir sin destruir. Nosotros no respondemos a las mismas pautas que los insectos sociales. Ellos tiene ante sí únicamente opciones binarias: ir, no ir. Nosotros podemos considerar cuatro decisiones a la vez: ir, no ir, pero también quizá, además de: ¿por qué no?, ¡vamos a intentarlo!
Nuestro destino será conocer sorpresa tras sorpresa, si somos persistentes. Podemos construir estructuras para la sociedad humana jamás vistas antes; pensar pensamientos nunca pensados, escribir libros nunca escritos, componer música jamás compuesta.
Todo eso si no nos matamos a nosotros mismos, matando nuestra Tierra. Lo único que necesita nuestra especie es, amar y respetar su entorno.

Perseverancia

Nada puede sustituir a la perseverancia. El talento no puede hacerlo; el mundo está lleno de hombres de talento sin éxito. El genio tampoco… hay demasiados estudiosos e instruidos fracasados. La perseverancia y la determinación son omnipotentes. La recomendación: «sigue insistiendo», ha resuelto y resolverá siempre los problemas de la raza humana.

martes, 22 de diciembre de 2009

¡Navidad, Triste Navidad...!

Pienso por un momento que la conocida y popular cancioncita de ¡Navidad, dulce Navidad…! Para muchas personas sonará de manera casi ofensiva o irónica en estas fechas 'entrañables', 'familiares' y 'generosas', con regalos por doquier, que suscitan para muchos una 'armoniosa felicidad'. No hay que olvidar que debido a la presión social y comercial, estas fechas navideñas se han asociado a una elevada expectativa de experiencias humanas positivas deseadas por todos, pero que distan mucho de ser así. Si bien la mayoría de las personas se acercan a estas fechas con gran ilusión, deseos fraternales y concordia familiar, no hay que olvidar que también para muchas personas estas fechas aumentan la sensibilidad emocional dolorosa por diversas causas; recuerdos nostálgicos por perdida o ausencia de familiares entrañables, soledad emocional acrecentada en las personas que físicamente se encuentran solos por la sensación que perciben de que los otros tienen donde reunirse y quienes se acuerdan de ellos pero 'no de mí', sensación de mayor empobrecimiento de los que menos tienen frente a un consumismo exacerbado de los demás que salen sonrientes y cargados de grandes bolsas de los grandes almacenes, etcétera. Quiero desde este blog invitar a todos a una reflexión humana y solidaria sobre el verdadero significado de la Navidad, desde la humildad y acercamiento a los que más necesitados estén. Sigamos el ejemplo de Aquel sin el que la Navidad no hubiera tenido razón de ser. Quiero también pedir y orar por todos aquellos que desean pasen lo más pronto posible este tiempo de 'felicidad', deseándoles sientan el amor fraternal de sus semejantes y particularmente del Divino, que puedan conseguir una gran paz interior para soportar estas fechas y que tengan de todo corazón una muy feliz "triste Navidad".

viernes, 18 de diciembre de 2009

Mi Bicicleta

A bordo de sus dos ruedas he descubierto una nueva forma de vivir. Imitando yo o imitándome a mí, se está empezando a cambiar algo. La bicicleta – al mundo – ha vuelto y parece que, esta vez, está dispuesta a quedarse. Los ciclistas estamos tomando las calles de muchas ciudades europeas, dispuestos a encabezar la autentica revolución de este milenio. No es una teoría sin pies ni cabeza. El antropólogo Marc Augé en su libro “Elogio de la bicicleta” dice: “El regreso de la bicicleta a las calles de las grandes ciudades supone un cambio enorme en la manera de vivir el espacio urbano, la propia identidad y, aún más allá, el germen de una utopía que ha calado hondo en la juventud. En decadencia los grandes ‘ismos’ ideológicos de otros tiempos, el ciclismo apunta como alternativa”. Tengo muchos motivos para saber que mi bicicleta es la herramienta de esta revolución. El desarrollo del ciclismo en la ciudad en que vivo – Valencia – ha potenciado mis relaciones humanas, me permite escapar de la soledad, una de las lacras de las grandes urbes. Mientras me desplazo en mi bicicleta no uso el teléfono móvil, al contrario de los que van en coche, en transporte público o a pie. Mi bicicleta me obliga a estar plenamente donde estoy. Así, vivo más intensa y lentamente el espacio físico y eso potencia mi identificación con mi ciudad, mi pertenencia. El milagro de conducir mi bicicleta ha devuelto a la ciudad su carácter de tierra de aventura, de travesía. Pedalear es sentir mi autonomía y mi libertad. En España, dos millones de personas utilizan la bicicleta a diario, 35 millones saben manejarla y 23 millones tienen una propia, según el primer barómetro global de la bicicleta, realizado recientemente.

Bellas Palabras

En la biografía del papa Juan Pablo II, se encuentra uno de los más bellos discursos que dio. Este fue en Inglaterra en la ciudad de Coventry, ciudad muy castigada en la Segunda Guerra Mundial:
«Dondequiera que el fuerte explote al débil, dondequiera que el rico se aproveche del pobre, dondequiera que las grandes potencias traten de dominar y de imponer ideologías, la tarea de crear la paz no estará hecha, y la catedral de la paz se habrá derruido nuevamente. Hoy día, el tamaño y el horror del armamento moderno – sea nuclear o no – lo hacen inaceptable como medio de solventar diferencias entre las naciones. La guerra debe pertenecer al pasado trágico, a la historia; no debe haber lugar para ella en los planes de la humanidad para el futuro».

sábado, 12 de diciembre de 2009

El Verdadero Opio

Uno de mis descubrimientos casi inmortales, es que la religión no es el opio del pueblo; las palabras sí. Son el narcótico más poderoso, el estimulante más potente, el alucinógeno más notable que se ha encontrado. Las palabras enseñan, cantan, hieren, santifican. Pero también degradan, enardecen, confunden… y mienten. Considérese la cautivadora frase: «Una imagen vale más que mil palabras». Si es así, ¿por qué necesita una frase para explicar ese punto? Hay palabras cortas que dicen más que mil cuadros: Dios, Mamá, Infinidad.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Defensa de la Vida

“Es un ser vivo, pero no un ser humano”. Así es como define la ministra de Igualdad del Gobierno de España al niño que vive y crece en el vientre de su madre. Saltándose todas las reglas lógicas que siempre han guiado la ciencia por las cuales todo ser vivo pertenece a una especie determinada.
Causaría risa si no se tratase de una gran tragedia. Pero tal vez lo más trágico de todo este asunto es la incapacidad de esta sociedad para reaccionar ante este insulto a la inteligencia de los españoles y sobre todo ante el genocidio que supone una ley asesina que pretende instaurar un orden nuevo, en el que el hombre por el mero hecho de no ser deseado tenga que morir.
Es una gran cobardía pensar que como a mí no me afecta, no tengo por qué intervenir ni oponerme a la promulgación de leyes profundamente injustas. Dicen que el calla otorga, y la historia juzgará el silencio consentidor de una sociedad anestesiada o tal vez amordazada por los poderosos, que desde instancias superiores acallan o ridiculizan todas las voces que disienten y reclaman justicia para los inocentes e indefensos.
Si somos cristianos, debemos comprometernos con la lucha por la justicia, pues sin ella no puede existir la caridad, y sin duda ninguna, la injusticia más grave que existe en España es la muerte anual de cientos de miles de niños en el mismo vientre de su madre.
Frente a esta cultura de la muerte, revestida de tintes progresistas pero más antigua que el mismo pecado humano, yo seguiré anunciando la cultura del respeto absoluto a la vida, y especialmente de la más débil e indefensa.

martes, 8 de diciembre de 2009

Mañana

Debemos mirar siempre al futuro. El mañana – el tiempo que da al hombre una oportunidad más – es una de las muchas cosas que me parecen maravillosas de la vida. Lo mismo pienso de tener un buen trabajo. O de un buen plato de comida. O de un beso en la mejilla. O de ver pájaros volando en el cielo. O de un niño que dice «papá» por primera vez. Hay muchas cosas magnificas en la vida. Pero pensar en el mañana es lo más importante. Se nos presenta muy despejado a medianoche. Es perfecto cuando llega y se posa en nuestras manos, con la esperanza de que hayamos aprendido algo del ayer.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Envidia

Ya es bastante con no helarse de frío, y que el hambre y la sed no nos roan las entrañas. Si no se nos ha roto el espinazo, si podemos mover los pies, si nos es posible doblar los brazos, si podemos ver con los ojos y oír con los oídos, entonces, ¿a quién hemos de envidiar? ¿Y por qué? Es la envidia lo que más nos devora. Frótate los ojos y purifica tu corazón, y estima más que nada en el mundo a quienes te quieren y te desean bien. Después de todo, puede que sea esa tu última acción.

Hogar, Dulce Hogar

El hogar puede ser muchas cosas; una casa, una ciudad, un barrio, un estado, un país, una habitación. El hogar puede estar en cualquier sitio en que uno se sienta en casa, e incluso un pequeño lugar puede despertar ese sentimiento hogareño.
El hogar puede también dividirse, lo que quizá es esencial para una especie cuyo dilema fundamental esta en tener a la vez necesidad de movilidad y de sentimientos de hogar. Para los pastores nómadas – por ejemplo −, un sendero sin fin se convierte en hogar.
No es del todo cierto que uno no pueda volver de nuevo al hogar porque, en realidad, nunca se deja la parte de él que uno lleva en la imaginación.
Bendito sea mi hogar, donde esté.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Mi Adolescente

Me encanta el hecho de que mi hija adolescente manifieste todas sus emociones, aquellas que yo he aprendido a reprimir. Cuando está excitada o decaída por algo, no se recata en expresar sus sentimientos. Me gusta la seriedad de sus pasiones, la vehemencia de sus relaciones y su capacidad para enfadarse. Al descubrir una injusticia, exige con incredulidad: « ¿Por qué no hace nadie nada al respecto?» Mi hija adolescente insiste en que cuestione mis motivaciones, mis normas hacia ella, mi propia conducta. Me hace ser honrado.

Necesidades y Deseos

Señor, me siento frustrado por el incesante aumento del coste de la vida. Tengo necesidades que exigen satisfacción inmediata. Necesidades personales y familiares. Recuerdo ahora tus palabras: «No os inquietéis por vuestra vida, sobre que comeréis, ni por vuestro cuerpo, sobre qué os vestiréis» (San Mateo, 6: 25). «…bien sabe vuestro Padre celestial que de todo eso tenéis necesidad» (San Mateo, 6: 32). Líbrame de la duda. Seguramente tienes algo que enseñarme, ¿Acaso no distingo entre necesidad y deseo? Enséñame. Que nunca tenga yo tanto que deje de consultarte. Cuanto más necesitado estoy, más me acerco a Ti.

Macrociudades del Futuro

¿Caos o esperanza?
Corre el año 2029 en la ciudad más grande jamás vista en la Tierra. Cuarenta y siete millones de personas se apiñan en unos suburbios de 218 kilómetros de ancho, que rodean elevados enclaves de poder y riqueza. La mitad de la fuerza laboral de la urbe está en paro. Muchos de los pobres jamás han estado en el centro de la ciudad. Es un barrio anónimo, sin alcantarillado, las víctimas de la decimo cuarta epidemia de cólera mueren lentamente, sin atención médica. Camiones procedentes de las resecas comarcas rurales traen cada día dos mil hambrientos campesinos más a la urbe en la que han cifrado sus esperanzas.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Sube y Baja, Baja y Sube

No es de extrañar que a nadie le guste viajar sin compañía en la montaña rusa. Como en el matrimonio, el recorrido que nos ofrece ese viaje hace necesaria la presencia de un compañero de viaje fuerte, alguien a quien asirnos, a quien abrazarnos desesperadamente al comienza del largo y peligrosos descenso, y con quien reírnos cuando la vida – digo, la vagoneta – vuelve a subir con seguridad. Cuando sube y baja, baja y sube, nunca se está seguro de lo que habrá al doblar el siguiente recodo.

Prestar Un Libro

La vida es también para leer libros. Algunos amigos me los piden prestados. En su inopia, no pueden saber lo que yo siento al prestar un libro. No comprenden que pienso que les ofrezco amor, verdad, belleza, sabiduría y hasta consuelo contra la muerte. Ni siquiera sospechan que yo, al prestar un libro, siento lo mismo que un padre al ver a una hija vivir con un hombre sin estar casada. Y no digo que no hay placer en prestar. Todo hombre tiene un poco de evangelista, y cuando un libro me conmueve, quisiera prestárselo a todo el mundo.
Desde el momento en que presto un libro, empiezo a echarlo de menos. Decía el escritor T. S. Eliot que; “cada nuevo libro que se publica modifica todos los anteriores”. De la misma manera, cada libro ausente altera los que quedan en mi estante. La naturaleza de mi modesta biblioteca, su delicada configuración, queda arruinada. Mi mente va al hueco de ella del mismo modo en que la lengua se le mete a uno en una caries. Mi seguridad se quebranta, mi equilibrio se pierde, mis afectos se confunden, mis defensas contra el caos disminuyen. Hasta que me devuelven el libro, me siento como el padre que espera en la madrugada el regreso de su hijo adolescente que ha ido a una dudosa fiesta.
La parte más peligrosa de prestar libros es la devolución. En tales momentos, la amistad pende de un hilo. Busco éxtasis o sufrimiento, busco lagrimas, transfiguración, manos temblorosas, una voz quebrada; pero generalmente sólo hay un “me gustó mucho”, como si los libros fueran sólo para eso.

En Las Nubes

En vísperas de elecciones nacionales en mi país, Bolivia, pero como en cualquier otro, da igual. Les escribo esto a los políticos esperando se saquen un rato para leerlo, cuando terminen con su mitin repleto de adeptos de hoy.
Bien sabemos que en periodo electoral, los partidos se organizan y, en contacto con grupos sociales, nos hacen promesas con los componentes éticos que todos echamos de menos en la política verdadera: la participación y la transparencia.
Ya en el poder, en poco tiempo pasarán a una fase que tiene como característica la sordera y el aislamiento, buscando refugio en las arengas y palmas de los adeptos. Entonces caminarán en dirección contraria a lo que prometieron en el programa electoral y se subirán a una nube. Subirse a una nube será romper todos los hilos que los atan con sus promesas y se crearán una realidad a la medida propia. Se negarán a rendir cuentas por las acciones de su gobierno, rehuirán la obligación de argumentar y de oír los argumentos de los otros. Censurarán la voz del discrepante, harán que los ciudadanos no puedan atar cabos, ni construirse una opinión. Dirán a los que quieren opinar que ya está bien de creer que la democracia es algo de todos nosotros y de cada día: que si quieren gobernar, que se presenten a las próximas elecciones.
Les gustará reducir la democracia a un silencio, los años que duren en el poder, en que solo se oirá su propia voz.
Se subirán a una nube para que nadie les recuerde aquello que prometieron mirándonos a los ojos: que ellos gobernarían de otra forma, que no ocultarían información, que no nos engañarían con medias verdades, que no serían prepotentes; que contarían con los ciudadanos. Puras mentiras.
¿A estos hemos de votar?

jueves, 26 de noviembre de 2009

Los Otros Muros de la Vergüenza

Cayó el de Berlín, pero catorce aún separan a personas en el mundo. Están dispersos por todos los rincones y construidos por diferentes motivos; violencia, terrorismo, enfermedades, invasiones. Pero en el fondo hay una razón; aislarse de la llegada del otro, evitar que el diferente alcance una tierra prometida donde hallar un futuro mejor.
Estos muros son: 1º Construido por EE. UU. En su frontera con México, para evitar la migración latina. 2º Construido por España, en Ceuta, frontera con Marruecos y 3º También hecho por España, en Melilla, frontera también con Marruecos, ambos para frenar la migración del continente africano. 4º Construido paradójicamente por Marruecos, la ‘tapia’, para aislar el Sáhara Occidental. 5º Construido por Israel en su frontera con Cisjordania, para evitar el terrorismo. 6º Construido por India, en su frontera con Pakistán, para evitar también el terrorismo. 7º Construido por Irán en la región de Baluchistán, para detener el contrabando, el tráfico de drogas y frenar el ingreso de extremistas islámicos. 8º Construido por Uzbekistán, en su límite con Kirguistán y 9º También hecho por Uzbekistán, en su límite con Afganistán, ambos con motivos religiosos que separan católicos de protestantes. 10º Construido en Chipre, que la divide en dos, la turca al norte y la griega al sur, para evitar la violencia por motivos político culturales. 11º Construido en Corea, la ‘valla del paralelo 38’, separa al norte del sur, por motivos político bélicos. 12º Construido entre Kuwait e Irak, que las separa por conflicto bélico. 13º Construido por Bostwana, en su límite con Zimbabue, para evitar la gripe aftosa y la migración ilegal. Y 14º Construido en Río de Janeiro, Brasil, entre la proliferación de favelas y la rica vegetación de Bosque Atlántico.
¿Este es un mundo globalizado?

martes, 24 de noviembre de 2009

Cubo de Rubik

Hay algunos que un juguete no pueden permitírselo y otros que creen que es un desperdicio de dinero; pero dar un juguete a un niño que nunca ha tenido ninguno es para mí un acto de veneración.
Sé de una mujer – a quien además quiero mucho −, que en su infancia y menos después, había nunca recibido un juguete. Ya en la década de sus treinta y luego de además ser madre y mimosa con su descendencia, recibió un Rubik’s Cube, un juguete multicolor que le deparaba muchas horas de distracción además del reto de aprender a jugar con él. Hoy logra armar y colocar las seis caras con sus colores en orden en menos de siete minutos. Le ha sacado el máximo provecho, sin dejar de lado todos sus deberes y obligaciones, por que a través de este juguete descubrió que nada es inalcanzable, igual como piensan los niños.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Soledad

... a mi padre y su soledad, con amor.

Ronda a mí alrededor y siento temor, como si una tormenta se acercara y yo necesitara protegerme. Me hiere unos instantes, y afloja después para dar paso a un dolor sordo. No puedo comparar esa sensación con nada. Sencillamente me siento solo. Señor, me acerco a Ti en busca de consuelo y amparo. Si al menos oyera a alguien decir «me importas». Muchas veces nos manifiestas tu amor a través de la gente.
¿Habrá alguien más, presa de la soledad, a quien yo pueda acercarme? ¿Alguna persona herida o desconsolada? ¿Tienes pensada alguna tarea para mí? ¿Disminuirá mi soledad si tiendo la mano a alguien?

sábado, 14 de noviembre de 2009

Esposa Mía

Acabas de salir del consultorio de tu médico y ya lo sabes. Vas a ser madre por segunda vez. Esperas un bebé y ese ser minúsculo que llevas en tu interior va a proseguir lentamente, pero sin cesar, su extraordinario y maravilloso desarrollo, como tú bien lo sabes. Desde ahora eres ya consciente de que en adelante todos tus actos tendrán importancia no sólo para ti sino también para él − para ese hijo que crece día a día dentro de ti −, para tu primogénita y para mí. En muchos momentos, mientras estás ocupada en tus actividades cotidianas, te invadirán una enorme alegría y dulzura pensando en el maravilloso momento que estás viviendo otra vez. De vez en cuando, tu mirada quedará abstraída por unos momentos y tus ojos tendrán el maravilloso brillo que da el amor profundo por el ser que llevas dentro de ti. Nuestro segundo hijo.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Mis Seis Reglas Para Una Vida

He reflexionado mucho sobre mis problemas y he trazado una serie de reglas por las que me guiaré en la vida. No será fácil aunque tienen mucha sencillez. Aún así, me propongo que sean una diaria disciplina. Primero hacer algo por el prójimo, luego hacer algo para bien mío, también hacer algo que no me guste pero que sea necesario, practicar algún ejercicio mental, y también algún ejercicio físico, y finalmente componer una oración original que comprenda siempre la enumeración de mis bendiciones. Rezo por que mi plan me haga un hombre libre. Es viable y les invito a hacer lo mismo.

domingo, 8 de noviembre de 2009

20 años sin el Muro

La noche del 9 de noviembre se cumple 20 años de la caída del muro de Berlín y el fin de la división entre Alemania Occidental y la comunista Alemania Oriental. El muro se convirtió en un símbolo del enfrentamiento entre las naciones durante la guerra fría. La barrera inicial la levantó el bando oriental sin previo aviso en una sola noche de agosto de 1961, alegando que se trataba de un ‘muro de protección antifascista’. La reacción internacional no se hizo esperar y tropas americanas y soviéticas protagonizaron enfrentamientos que se mitigaron por el miedo a desencadenar una guerra atómica. El ‘telón de acero’ cayó 28 años después, cuando miles de personas se echaron a la calle después de que la televisión oriental anunciase el fin de todas las restricciones. Los guardas fronterizos, sin el aviso oficial de sus mandos, permitieron el paso a miles de personas. Así llegó el fin de uno de los muros que el hombre levantó. Recordemos con responsabilidad, que en la actualidad existen otros 14 muros aún de pie. Muros levantados con motivos raciales, religiosos, sanitarios, políticos y otras tantas razones, que avergüenzan.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Puente Intelectual

Con la palabra escrita, el hombre brinda a los demás lo mejor de sí mismo, y ellos están en libertad de aceptarlo cuando así lo deseen, de rechazarlo o de buscarlo de nuevo. Unas cuantas páginas, una detrás de otra y cubiertas de letras, signos e imágenes, pueden expresar pensamientos, sentimientos, emociones, incluso la ilusión de la vida misma. Por un milagro de la comunicación, se establece un contacto directo entre una mente y otra, a través del tiempo y del espacio, que no tiene igual. Mientras los hombres piensen y experimenten la necesidad de compartir sus pensamientos, los blogs como éste que es mío y de ustedes, sobrevivirá.

Conservador o Liberal

Al hablar de mis creencias personales, debo confesar que no he aprendido ninguna verdad infalible en política; conservador o liberal, para mí son marbetes que no tienen significado. Y sólo para que no me encasillen en alguna denominación equivocada, pues me considero un conservador radical. Soy radical por que el radical va a la raíz del asunto. Soy conservador por que deseo preservar la individualidad; deseo proteger el aire puro contra los corruptos y los depredadores y conservar aunque sea la pizca de cordura que podamos tener en el mundo.
Así pues resulta aburrido hablar de ser radical o conservador. Es como cuando se dice: « ¡Que tenga usted un buen día!».
No quiero un buen día; lo que anhelo es vivir un día interesante.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Práctica de Filosofía

No nos ocupamos mucho de las cualidades humanas básicas.
Debemos de recordar el significado de las palabras más sencillas, como honestidad y verdad.
Tenemos demasiados aparatos, demasiadas máquinas complejas y computadores por todas partes, y estamos intentando pasarnos de listos con su ayuda.
Únicamente pensamos en cómo vivir lo mejor posible y cómo conseguir más.
Hemos ido demasiado lejos en esa dirección, y hemos perdido nuestro sentido del equilibrio.

Amor Incondicional

En mi opinión, la mayoría de las personas tienen un concepto poco práctico en cuanto a la felicidad, pues invariablemente emplean como condición la fatal conjunción «si».
Así, se oye decir: Yo sería feliz si fuera rico, o si esa chica me quisiera, o bien si tuviera talento, o (el «si» más popular) si gozara de buena salud.
A menudo, tales personas alcanzan su objetivo, pero entonces descubren otros «síes».
Por mi parte, yo amo la vida, para bien o para mal, incondicionalmente.

sábado, 31 de octubre de 2009

La Lectura

Lito, de Hugo y Gaby – a quienes debe la vida – autor de este blog, está tan enamorado de los libros, que cree que ellos también le adoran, porque además siempre lo persiguen. «Cuando se descubre lo divertida que puede ser la lectura», afirma, «la vida nunca puede ser triste, y el interés aumenta con cada libro. Ellos son como la lámpara de Aladino. Me permiten seguir mis deseos, adentrarme en cualquier época, hablar con los grandes genios del pasado, con filósofos, con reyes, algunos fugitivos, vaqueros a caballo, aventureros, políticos, poetas, simples marineros, y muchísimos otros más. Todos ellos están ahí, esperándome». Están ahí esperándonos.

jueves, 29 de octubre de 2009

Martin Luther King

El mejor pasaje de su biografía, del famoso líder negro que basaba sus decisiones en fundamentos morales, cuenta que en cierta ocasión, un empleado de la Conferencia del Liderato Cristiano de Sur, de la que Luther King era fundador, recibió una orden de despido por haber substraído fondos de la organización. El empleado fue a ver a King y le convenció para que lo volviera a admitir.
A continuación King reprochó a sus colaboradores: « ¿Qué se hace con un pecador? ¿Se le lanza, solo, al mundo? ¿O se trata de convertirle, de redimirle, de estar más cerca de él? Decimos que somos la iglesia. ¿Vamos a expulsar a alguien de ella? ¿O vamos a retenerle y corregir sus errores?».

domingo, 25 de octubre de 2009

Familia

La familia hoy sigue siendo el lugar donde se originan y cuidan las actitudes y los valores que posibilitan la convivencia y el hogar, el descanso y la seguridad. Y esto nunca es posible sin el esfuerzo por crearlos.
Si el amor es el origen de la paz también en el hogar vale lo mismo. No habrá paz en la familia sino hay verdadero sentido de amor que se traduce en aceptación y no dominio, en comprensión y no imposición.

viernes, 23 de octubre de 2009

Belleza

Un gran filósofo de mediados del siglo XX, que se llamaba Walt Disney, dijo que ‘la belleza está en el interior’ y estoy completamente de acuerdo. A mí me gusta lo que no se aprecia al primer golpe de vista, la que no es evidente, me gusta la belleza que aprecio cuando miro dos veces a una persona y concluyo que es bella. Me gustan las personas que tienen cerebro y que lo utilizan porque creo que la mayor belleza reside en ese órgano de nuestro cuerpo.

lunes, 19 de octubre de 2009

Pequeños Grandes Efectos

Por faltar un libro, se perdió el conocimiento; por faltar el conocimiento, se perdió el estudiante; por faltar el estudiante, se perdió el maestro; por faltar el maestro, se perdió la clase; por faltar la clase, se perdió la escuela; por faltar la escuela, se perdió el sistema educativo; por faltar un sistema educativo, se perdió el futuro. Todo, por faltar un libro.

La Ética

En estos últimos tiempos se habla de Ética, como la cosa más normal y corriente, siendo a mí entender que la turba no tiene ni la menor idea de lo que habla. Especialmente se habla de la Bioética. Es curioso, vivimos en los tiempos de lo “bio”, y claro desde luego de lo “ético” no.
¿Se han fijado?, los yogures son bio, la energía es bio, y hasta la Medicina, ese arte de curar, ciencia y arte que nos enseñaron nuestros docentes en la Facultad de Medicina y sus especialidades, lo llaman “biomedicina”.
¡Habrá mayor imbecilidad!... señores, ¿desde cuándo la medicina no es bio? Pero vayamos − olvidándonos de esa soberbia de poner nombres rimbombantes a las cosas − a lo que nos ocupa. La Ética, sin bio, aunque las cuestiones de que trata, de forma natural también lo incluyan.
Dicen los que saben de esto que Ética es una ciencia, ya que estudia las cosas por sus causas, de lo universal y necesario, que se dedica al estudio de los actos humanos. Con un par de salvedades importantes.
La primera; que todo acto humano que no se realice por medio de la voluntad de la persona y que esté ausente de libertad, no es campo de estudio de la Ética. La Ética trata sobre el acto bien o mal realizado. Por lo mismo, si una persona actúa incorrectamente, pero lo hizo bajo presión o en ausencia de libertad, para escoger, no se puede hablar de un acto humano incorrecto. Así que la Ética es algo que tiene mucho que ver con la libertad.
La segunda salvedad es, me atrevo a decir más; que si la Ética dice lo que es apropiado hacer, lo que se debe hacer, ello plantea que el individuo, a la hora de actuar se pregunte ¿Qué debo hacer? Y actúe en consecuencia, según los principios éticos. Si se equivoca, su acto no es éticamente reprobable. Su actuación puede ser equivocada y el planteamiento previo pudo ser éticamente correcto. Como se ve no es tan sencillo el asunto. Ilustrémonos.

jueves, 15 de octubre de 2009

Nuestra Montaña

Desde que Edmund Hillary y Tenzing Norgay conquistaron la cumbre del Everest, hace 56 años, centenares de montañeros han tratado de emular la hazaña. De ellos muchos lo han conseguido. Hillary comentó al respecto: «Se trata, en esencia, de un reto entre el hombre y la montaña, y entre el individuo y él mismo. Las montañas ofrecen peligro; este es un factor estimulante que te obliga a superar el temor. Sin un fuerte deseo de vencer las dificultades, sin un afán de logro, nadie trataría de escalar el Everest. Es un trabajo tedioso y penoso. Pero si persistes y llegas a la cima, te invade una gran satisfacción».
Pienso que, en la vida, todos luchamos contra montañas como el Everest, y que la clave para conquistar el éxito es muy semejante a la del alpinismo.

Arte de No Amar

Amar es ser vulnerable. Ama cualquier cosa, y tu corazón se verá atormentado y quizá hasta destrozado. Si quieres conservarlo intacto, no debes dárselo a nadie, ni siquiera a un animal. Envuélvelo cuidadosamente con pasatiempos y pequeños lujos; evita involucrarte; ponlo a salvo en el ataúd de tu egoísmo. Pero dentro de ese ataúd – seguro, inmóvil, oscuro, asfixiante – tu corazón cambiará. No podrá ser destrozado; se volverá inquebrantable, impenetrable, insalvable. La alternativa a la tragedia, o al menos al riesgo de ella, es la condenación. Aparte del cielo, el único sitio donde se puede estar completamente a salvo de los peligros y las perturbaciones del amor es el infierno.

lunes, 5 de octubre de 2009

Divino Tesoro

Nunca creí que al respecto escribiría alguna vez, nunca he comentado hasta ahora que, desde hace algunos años, tres o cuatro, han empezado a llamarme señor. Es decir, me llaman así en el vecindario, en el trabajo, en la biblioteca, en el club deportivo, en las tiendas y allá por donde vaya o me encuentre.
Siempre creí que la hermosa época de los treinta era la cúspide de la juventud y que dependiendo de lo que hagas te mantendrías ahí arriba inamovible mientras quisieras. Pero no. Es más, eso de vestirme como me vestía hace diez años y sentirme yo muy juvenil, llegar a un establecimiento y que el empleado me pregunte: “¿Qué desea?” A lo que me dan ganas de contestar: “Deseo que se me trate de tú, gracias”.
Me he consolado de todas las maneras. Que si es por algo de mi ropa, que si es por mi calvicie (aspecto muy juvenil para muchos), que si es por algo que llevo, quizás el pañuelo de mi bolcillo que me hace mayor (hoy los muy jóvenes ni lo conocen)… Pero ayer me hablo de ‘usted señor’ el vendedor de taquillas de un teatro, lujoso pero antiguo, de esos que tienen al expendedor dentro de un recinto de ventanilla pequeña y el que está dentro sólo te ve le cara.
Y ahí ya no tengo excusa. Ni zapatos, ni pañuelo, ni cuernos. Tengo cara de señor y es momento de aceptarlo. Y aunque llevo un tiempo asumiendo este cambio y no me está resultando tan traumático como hace algunos meses, me pregunto por qué ha llegado a importarme tanto.
Lo que veo más claro en este tema, es que la juventud está considerada como una cualidad. Y, encima, para ponerlo más difícil, se trata de la cualidad más valorada. Así que al dejar de ser joven, socialmente, pierdes una cualidad. Por estúpido que esto sea, es.
Pero no solo es estúpido, es demoledor. ¿Cómo es posible que lo que más valoremos sea lo más efímero de todo nuestro ser? En caso de que la juventud fuera una cualidad (que no lo es, a no ser que esté unida a algo más), no desaparecería sin más, sino que sería sustituida por otras cuantas; experiencia, conocimiento, evolución personal, profesionalidad, etcétera.
Y ahora voy y digo: ¿Por qué a pesar de todas estas cualidades que ganamos, seguimos anclados en esa que perdemos? Y entonces voy y contesto; ¡Por que estas no son valoradas, por eso! ¿Por quién? ¡Por casi nadie!
Entonces, a veces, nos volvemos idiotas y pensamos: ¿De qué sirve que lo valore yo si no lo valora nadie más? Esa es la trampa. Sirve de muchísimo. Porque si todos valoráramos los cambios que atraviesan nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestros/as (inserte aquí la opción religiosa/espiritual que más le convenza), la sociedad cambiaría.
Porque la sociedad somos todos, y esto aunque parezca una propaganda política, no lo es. Es simplemente una obviedad.
Lo que nos vamos a llevar de esta vida es lo que hayamos hecho con ella, y para hacer algo el tiempo tiene que avanzar y tiene que avanzar sin detenerse en los nudos del sistema y de la imagen.
Y yo, que no soy un sabio, imagino que la juventud está pensada como una etapa más en la vida del hombre, no como la etapa más importante de la vida del hombre. No digo que debamos aniquilar a toda la gente joven, lo que digo es que hay que dejar de mitificar la juventud, porque así solo nos trae sufrimiento, y además es una tontería que dice muy poco de nosotros como seres inteligentes.

martes, 29 de septiembre de 2009

Curanderos Celestes

En la época en que la medicina brindaba escaso o ningún alivio a los dolientes, no era nada raro que estos invocaran a los santos, pidiendo su curación. Por si ustedes andan desorientados de a qué santo deben invocar para esta o aquella enfermedad, he aquí un cursillo breve.
Los poseídos por el demonio, los que sufren de epilepsia o desórdenes nerviosos deberán dirigir sus oraciones a San Vito, santo italiano que ha atendido trastornos de esta índole desde su muerte en el martirio, en los primeros años del siglo III.
Los dolores de muelas son asunto de Santa Apolonia, una anciana diaconisa de Alejandría a la que arrancaron todos los dientes antes de hacerla morir en la hoguera a causa de su fe.
Las víctimas de la peste harán bien en dirigirse a San Sebastián o a San Roque, ermitaño del Siglo XIV que se contagió del mal y consiguió sobrevivir al ser alimentado por un perro.
Las enfermedades de la garganta son especialidad de San Blas, obispo de Armenia, cuyo primer paciente fue un muchacho a quien se le atascó una espina de pescado en la garganta.
Los enfermos mentales deben rogar a Santa Dympna, que según la leyenda fue hija de un rey celta y tan parecida a su madre, que su padre concibió el deseo de poseerla y la mató cuando la joven rechazó sus requerimientos amorosos.
Y si todos estos santos no atienden a sus súplicas, siempre podrán recurrir a San Judas Tadeo, que falleció en el martirio y es santo patrón de los enfermos desesperados. Como santo a quien puede acudirse cuando todo lo demás falla, ha logrado unos éxitos sensacionales, y merece mayor atención.
Yo tengo fe en la ciencia médica actual, pero naturalmente se debe saber escuchar y aprender de generaciones pasadas. Todos estos datos, los he recopilado de personas mayores ya ancianas y que aún viven.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Con Nuestros Hijos

¿Qué hacemos?
Suponiendo un interés sincero por aquellos que quiero, me equivocaré siempre que pretenda imponer mi forma de vivir, mis gustos o mis deseos.
Lo fácil es darles lo que hemos conseguido con nuestro esfuerzo, con nuestro trabajo; lo difícil es soportar su propia libertad y su independencia para lo que hemos de saber renunciar a todo aspecto de propiedad, de exigencia, incluso de agradecimiento.
No se educa en la libertad permitiendo todas las demandas. La libertad no es tanto de movimientos como de conciencia.
Se puede y se debe prohibir y controlar todo lo que pueda desestabilizar la armonía de una familia, pero hay un lugar sagrado que es la conciencia, la intimidad, los valores y la vocación personal, que son intocables.

martes, 15 de septiembre de 2009

Palabra de Honor

Hubo un tiempo en que los chicos nos pegábamos a la salida del colegio porque, durante las clases o el recreo, alguien había puesto en duda nuestra palabra de honor. En aquella época, más ingenua que ésta, de callejones aparentemente sin salida detrás del cole, de cine de barrio y en su mezaninne colgados sobre la baranda, de historietas de Condorito solo en las peluquerías, de libros perfectamente forrados que nunca terminábamos de entender – Raza de Bronce de Arguedas, Cien años de soledad de García Márquez, El Principito, y cosas por el estilo -, de Papa Noel que traía el avión de hojalata, el coche a pilas o el futbolín, poner el honor como aval de esto o lo otro era un argumento al que algunos recurríamos con cierta soltura.
Quizá porque también oíamos esa palabra en boca de nuestros mayores. En cualquier caso, con esa recta honradez que suelen tener los muchachos mientras no crecen y la pierden, algunos solíamos llevar el asunto hasta las últimas consecuencias. Eso solía zanjarse más tarde, fuera de clase para no incurrir en indisciplinas punibles por el padre Benedito, o su homólogo de turno según el lugar y las circunstancias.
Resumiendo: círculo de compañeros, bultos y mochilas en el suelo, puños y allá cada cual. Chatack pun, chatack lacka, zaca, zaca. A veces, al acabar, nos dábamos la mano. A veces, no. De cualquier modo, como digo, eran otros tiempos.
Hoy le hablas a un chico de honor y lo más probable es que te mire como si acabaras de fumarte algo espeso. Como mucho, si mencionas esa palabra – “Cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo”, dice el Diccionario de la RAE – algunos pensaran en rancios sucesos de capa y espada, en talibanes fanáticos que lapidan a su hija porque se niega a usar burka (velo que les cubre de la cabeza a los pies), o en esa gentuza que de vez en cuando aparece en el telediario diciendo: “Prometo por mi honor cumplir los deberes de mi cargo”, etcétera.
No hay nada más eficaz para corromper la palabra honor que ponerla en boca de un político: un ministro de Educación, un ministro de Economía, un presidente de Gobierno. Pasados, presentes o futuros, todos ellos, sean cuales fueren sus partidos e ideologías. Igualados en la misma desvergüenza.
Pero no solo se trata de políticos, ni de jóvenes. Cada sociedad, en cada momento, es lo honorable que llega a ser el conjunto de sus individuos. Las menudas honras, que decían nuestros maestros, honra y honor, ambas palabras andaban emparentadas, y no siempre para bien. Muchas son las infamias que en todo tiempo se cometieron en nombre de una y otra, como sigue ocurriendo.
No hay palabra, por noble que sea, que no deje una larga lista de canalladas cometidas. Sin embargo, pese a todo eso y a la claridad obligada del siglo en que vivimos, a veces lamentas no encontrar con más frecuencia a gente en la que el honor sea algo más que una fórmula equivocada y vacía de sentido. A fin de cuentas, la propia estima, los “deberes respecto del prójimo y de uno mismo”, también ayudan a conseguir un mundo mejor y más justo. O a soportar el que tenemos.
Recuerdo una historia personal que viene al pelo. Ocurrió hace casi veinte años, cuando yo llevaba veintitrés tacos más o menos y una frescura llena de esperanza y buen ser, y yo inmigrante latinoamericano conducía por una carretera de los Alpes del norte de Suiza. Adelanté frente a un cambio de rasante, con el espacio justo para ponerme a la derecha sólo unos palmos antes de la línea continua. En ese momento, una pareja de motociclistas de la Policía pasaba por el lugar; y el primero de ellos, creyendo desde su posición lejana que yo había pisado la línea, hizo gestos enérgicos para que detuviese el coche. Paré en el margen a un lado de la carretera, seguro de que no había llegado a infringir las normas.
Se acercó un poli muy joven, corpulento, hecho el chulo, que no sabía más que mostrar su uniforme. Ha pisado usted tal y cual, dijo. Me vasto echarle un vistazo a su cara para comprender que de nada servía discutir con aquel ex – imberbe que no habría salido aún de su casa como ya lo había hecho yo. “¿Quien está al mando?”, pregunte con mucha corrección. Me miró, desconcertado. “El cabo”, respondió, señalando al compañero que había estacionado la Harley al otro lado de la carretera. Salí del coche, crucé el asfalto y me acerque al cabo. Era veterano, bigotudo. “Pagaré la multa con mucho gusto”, dije. “Sólo quiero pedirle que antes me permitiera hacerle una pregunta.” Me miraba el policía suspicaz, sin duda preguntándose a donde quería ir a parar aquel fulano bajito, moreno y forastero que tenía delante.”¿Me da usted su palabra de honor – proseguí – de que me ha visto pisar la línea continua?” Me estudio un rato largo, sin abrir la boca. Al cabo hizo un seco ademan con la cabeza. “Puede irse”, respondió. Entonces fui yo quien se lo quedó mirando. “Gracias”, dije. Le tendí la mano y él, tras una brevísima vacilación, me la estrechó. Di media vuelta, subí al coche y me fui de allí. Fin de la historia.
Y ahora intenten imaginar hoy una situación parecida. “¿Me da usted su palabra de honor, señor guardia?” El poli revolcándose de risa, con el casco puesto. Y luego, con toda la razón del mundo, haciéndome soplar en el alcoholímetro y encajándome tres multas: una por pisar la línea, otra por ir mamado y otra por bestia.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Sueños Rotos

El bien no siempre gana. No es cierto que la verdad acabe resplandeciendo ni abriéndose camino entre la maleza. Esa creencia es una fantasía derivada del hecho de que somos los supervivientes los que escribimos la historia.
Que vayan con ese cuento a Natalia Estemirova, asesinada hace algunos días en Chechenia por la misma razón que tres años antes segaron la vida a Anna Politkovskaya. La periodista fue secuestrada a plena luz del día y horas después apareció tirada con dos balas en la cabeza y otra en el pecho. La ONG a la que pertenecía ha tenido que cerrar y largarse del país.
Otro. Que se lo digan a José Antonio Romero, jefe de policía en Veracruz. Unos sicarios rodearon su casa mientras dormía y cuando agotaron la munición de las ametralladoras, pasaron a las granadas. Achicharraron al agente, a su mujer y a sus cuatro hijos, el mayor, de 15 años.
Ahora algunas preguntitas; ¿Ganaran los defensores de los derechos humanos la partida en el Cáucaso? ¿Se impondrá la ley al narcotráfico en México? Solo son dos ejemplos. Que cada uno ponga el suyo. Hay miles.
No estaba escrito que los aliados tuvieran que ganar la guerra a los nazis, aunque Hollywood nos haya hecho creer lo contrario.
El futuro no es perfecto, es indefinido. Hay que construirlo cada día.
Necesitamos creer en finales felices. Por eso, tipos como los de Amnistía Internacional no nos acaban de caer bien. En el fondo son aguafiestas. Pero ahora se ha visto que tenían razón cuando denunciaban torturas en las cárceles secretas de Bush o cuando acusaban a China de permitir el tráfico ilegal de los órganos de los condenados a muerte.
Es humano. A nadie le gusta que le amarguen el día ni que hagan añicos su pequeño cuento de hadas. El presidente de España presume de ser un ‘optimista antropológico’ cuando lo excepcional es encontrar a quien no lo sea.
A partir de ahí, cada uno canaliza esa ilusión a su manera. Para unos, el optimismo es una adormidera. Engendra conformismo. Al fin y al cabo – piensan para sus adentros -, todo acabará arreglándose.
¿Por qué molestarse entonces? Para otros, en cambio, es un acicate, un estímulo. Edward Kennedy, al saberse derrotado en la carrera hacia la Casa Blanca, lo interpretó así: “El sueño nunca morirá”.
Es verdad que tenemos que cerrar los ojos para ser felices o, al menos, para poder dormir. Por eso reconforta y es un consuelo imaginar que, en el peor momento, alguien montado en su caballo – como en el pasado – llegará a tiempo de salvarnos el trasero. Pero sólo es eso. Un desvarío.

martes, 8 de septiembre de 2009

Una Buena Chica


Con los ojos como un búho – además de tenerlos hermosamente ligeramente rasgados -, lo quiere captar todo. Como una conductora novata, su cuerpo se mueve a tirones, arrancando de repente y de repente calando.
En octubre cumplirá 16 años. El mes de su padre y de su abuelo. Nació en un veintisiete, y aún ésta fecha me corta un poco la respiración, pero para mí y sobre todo para ella será un día de alegría, de recibir regalos e intercambiar amor.
A veces la veo equivocarse con sus ideas revolucionarias, heredadas quizá del primer Homo sapiens sapiens, sus duelos de poder a sus progenitores y profesores, su rechazo de todo lo feo, lo malo, lo pesado.
Se viste a la moda, sin quedarse corta ni sobrepasando. El pelo tiene que acomodársele perfectamente casual. Su música le da las claves para analizar la realidad, sabe bailar House Music. O sea, se mueve como un ángel, con la certidumbre de que así se consigue un mundo mejor. Porque éste está fatal por culpa de los políticos, todos corruptos, dice.
En sus quehaceres estudiantiles es como un viento fresco de mañana que se carga de humor al transcurrir el día, en los deportivos es como la fuerza del agua segura de nunca cambiar sin saber que la sequia llegará algún día y en los domésticos imitando a sus padres como la mejor.
Este personaje es mi hija, a la que adoro. Y creo que va a ser una buena chica, de esas que buscan la justicia incansablemente aunque les digan que no existe. Y que no tardando mucho aparcará esa actitud a veces rebelde, forjando su personalidad en medio de tremendos conflictos y contradicciones que tendrá que digerir. Como una valiente.

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