lunes, 19 de octubre de 2009

La Ética

En estos últimos tiempos se habla de Ética, como la cosa más normal y corriente, siendo a mí entender que la turba no tiene ni la menor idea de lo que habla. Especialmente se habla de la Bioética. Es curioso, vivimos en los tiempos de lo “bio”, y claro desde luego de lo “ético” no.
¿Se han fijado?, los yogures son bio, la energía es bio, y hasta la Medicina, ese arte de curar, ciencia y arte que nos enseñaron nuestros docentes en la Facultad de Medicina y sus especialidades, lo llaman “biomedicina”.
¡Habrá mayor imbecilidad!... señores, ¿desde cuándo la medicina no es bio? Pero vayamos − olvidándonos de esa soberbia de poner nombres rimbombantes a las cosas − a lo que nos ocupa. La Ética, sin bio, aunque las cuestiones de que trata, de forma natural también lo incluyan.
Dicen los que saben de esto que Ética es una ciencia, ya que estudia las cosas por sus causas, de lo universal y necesario, que se dedica al estudio de los actos humanos. Con un par de salvedades importantes.
La primera; que todo acto humano que no se realice por medio de la voluntad de la persona y que esté ausente de libertad, no es campo de estudio de la Ética. La Ética trata sobre el acto bien o mal realizado. Por lo mismo, si una persona actúa incorrectamente, pero lo hizo bajo presión o en ausencia de libertad, para escoger, no se puede hablar de un acto humano incorrecto. Así que la Ética es algo que tiene mucho que ver con la libertad.
La segunda salvedad es, me atrevo a decir más; que si la Ética dice lo que es apropiado hacer, lo que se debe hacer, ello plantea que el individuo, a la hora de actuar se pregunte ¿Qué debo hacer? Y actúe en consecuencia, según los principios éticos. Si se equivoca, su acto no es éticamente reprobable. Su actuación puede ser equivocada y el planteamiento previo pudo ser éticamente correcto. Como se ve no es tan sencillo el asunto. Ilustrémonos.

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