Con la palabra escrita, el hombre brinda a los demás lo mejor de sí mismo, y ellos están en libertad de aceptarlo cuando así lo deseen, de rechazarlo o de buscarlo de nuevo. Unas cuantas páginas, una detrás de otra y cubiertas de letras, signos e imágenes, pueden expresar pensamientos, sentimientos, emociones, incluso la ilusión de la vida misma. Por un milagro de la comunicación, se establece un contacto directo entre una mente y otra, a través del tiempo y del espacio, que no tiene igual. Mientras los hombres piensen y experimenten la necesidad de compartir sus pensamientos, los blogs como éste que es mío y de ustedes, sobrevivirá.
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