jueves, 26 de abril de 2012

Palabras

Este hombre eres tú Señor. Tus palabras ponen en peligro la seguridad de los profesionales de la religión, de los escribas y fariseos de todos los tiempos, de los que no han entrado en una dinámica de relación personal, de amistad amorosa con Dios, sino que, con su dominante intención, pero con pobreza de espíritu, se quedan en la ceremonia, en la religiosidad. Y llegas tú con tus palabras, con la Palabra del Padre, y descolocas, pones en peligro… Por eso tratan de darte muerte. Y te la dan, incluso ahora.

martes, 17 de abril de 2012

Éxito

Triunfar en un negocio, en una carrera, en cualquier empresa de este mundo, por importante que sea, significa únicamente un éxito temporal, una satisfacción limitada que debe subordinarse al triunfo total definitivo, eterno. El éxito verdadero que lo abraza todo, es la realización progresiva de nuestra perfección moral, la activación y crecimiento de la vida más noble que tenemos o podemos tener cual es la vida divina de la gracia y por ella la consecución en el Cielo del ideal de ideales, la unión con el mismo Dios con eficiencia y felicidad divinas.
Siendo tan desproporcionados estos dos objetos, se comprende que un fracaso en lo temporal, si nos ayuda a triunfar en lo eterno, deberá tenerse por ganancia y éxito verdadero pues equivaldría a perder en el negocio del centavo mientras triunfamos en el del millón. Por eso Dios en su providencia paternal permitirá a veces fracasos temporales si ve que por ellos vamos a aumentar nuestra virtud y santidad. Así se comprende también que Cristo con el mayor fracaso humano de la historia, con su muerte en Cruz, haya conseguido el mayor éxito.

viernes, 6 de abril de 2012

La Última Noche

Señor Jesús, cae la noche cuando dejas el Cenáculo con tus apóstoles. Judas se adelanta. Se aproxima el drama, y en este momento tus palabras adquieren inevitablemente el tono de un testamento. Entonces nos hablas de amor, pero también de alegría: “Permaneced en mi amor… Os he dicho esto para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea colmado” (Jn 15, 9.11).

viernes, 30 de marzo de 2012

Entrañas

Conóceme y pon a prueba mi corazón, sondea mis entrañas, donde estás tú, habitando en lo más interior de mi propia intimidad. Tú, Señor, sabes lo que guardo en mi interior y con qué te mezclo, que compartes en lo más auténtico de mi ser. Pero dejo, Señor, mis palabras en tus manos para que tu palabra pruebe mis entrañas y mi corazón.

martes, 20 de marzo de 2012

No Me Desampares

No me desampares para siempre, no apartes de mi tu misericordia… prometiste multiplicar tu descendencia como las estrellas del cielo y conmigo lo has hecho y sin embargo soy el más pequeño de los hombres y ahora estoy humillado por toda la tierra…no tengo nada, Señor. Y rezo esta oración en nombre de todos los hombres tristes y desesperados del mundo y te pido misericordia para los que no nos tienen en cuenta.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Sin Título

¿Acaso siquiera merece un título, algo que se escribe con bronca y decepción? Ni siquiera sé si vale la pena escribir lo que mal siento. Dicen que un día más tarde nos reímos del pasado, de aquello que nos hizo sufrir. Pero lo mío es tan cruel que sé que me provocará por siempre vergüenza de la vida. De ésta vida de porquería, engaño, falsedad y falto de amor.
Si, así es, todos tenemos un lado negro, un mal lado, un horrible rincón en el alma o sólo Dios sabe dónde. Oh Dios, que en ti confío ¿Qué significa éste tanto dolor? Hoy he llegado al fondo del barro, ha ese sitio que es el suelo del lodo y del excremento, ha ese sitio que deja de ser blando por lo que te hundes, y es duro que te golpea lentamente con la fuerza de tu propio peso, ese sitio donde no quedan ni gases, solo el fondo, asqueroso e impuro de verdad.
Y además encima nadie te ve, nadie te quiere ver, y si lo hacen, para no hundirse ellos, se apoyan con sus pies pisando en mi nuca, que agónica busca un poco de aire afuera. Pero no. Te pisan en la nuca y te hunden de cara en el barro. No les importa. A nadie le importa alguien sumido en el lodo. Así es.
Hoy he constatado que somos monstruos, seres horrendos por fuera y por dentro, y me pregunto yo ¿Dónde cabe entonces el amor que siento por mi Dios? ¿Dónde cabe el amor que siento por mi descendencia? ¿Dónde cabe?
Hoy he constatado que estoy solo, que no soy nadie para nadie, que nadie me conoce ni quiere hacerlo, y me pregunto yo ¿Qué fue de mí? ¿Dónde está ese hombre de decían conocer y que era bueno? ¿Quién soy? ¿Dónde estoy?
Tengo tal vacio, que estas letras fluyen por su peso de mi mente al papel, y en el resto de mis tareas un autómata soy. Solo puedo hallar algo de lucidez en mis letras, estas letras que me dicen, que me escuchan.
Cuan falso es este mundo. Como duele la mentira. Hoy perdí los años de mi vida, hoy perdí el impulso, como cuesta respirar y más caminar. Como me engañó esta vida. Ni así debería llamarse esta porquería. Porque Vida, es aquella en los ojos de Dios, con Él, por Él y para Él.
Pero el mundo no es vida, el mundo lo hemos convertido en nada. O más bien, en maldad, en mentira, en engaño, en lujuria, en alcohol, en drogas, en sexo y esas cosas que el Demonio las adora. Me siento abatido.
Mi corazón en lugar de latir cansado, late agitado y pataleando para vivir y escurrir la sangre que le baña y hace que mis ojos lluevan y mi boca se seque y mis huesos crujan de dolor.
Mentiras, todo son mentiras ¿Cuándo reí a carcajadas? ¿Cuándo fui apenas niño? Quizás sí, pero no me acuerdo. No conozco mi cara riendo desbocado, no conozco un amigo verdadero, no conozco una noche en paz, no conozco un vaso de agua clara de bondad, no conozco un consuelo, no conozco la felicidad.
Sólo sé de penas y dolor, de cansancio y más cansancio, de repetir y repetir, de creer y ser engañado, de amar los fantasmas, eso conozco, la soledad conozco, la mierda conozco, la hipocresía conozco, las caras imbéciles que me rodean conozco. ¿Quién soy? Un monstruo.
Eso soy, como producto de este pueblo enfermo y falso de moral y ética. Dios mío. Sólo Tú puedes iluminar mi desgracia y abandono. Ayúdame, libérame, lávame, no me dejes solo.
Soy un luchador pero hoy estoy abatido.

lunes, 20 de febrero de 2012

Cuidado

Tengamos cuidado, no se nos embote la mente con vicios y agobios de la vida, y se nos eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estemos siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y mantengámonos en pie ante el Hijo del hombre.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Lo Necio

Ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable…. En la cruz, signo del mayor desprecio, te manifiestas. Te manifiestas a los pecadores, a los marginados, a los que no cuentan. Eliges lo necio del mundo para humillar a los sabios, lo débil del mundo para anular el poder, lo que no cuenta para anular lo que cuenta. Extraña forma de proceder. Que no la olvide, Señor, que no me gloríe de nada, que no me engañe ante ti.

martes, 14 de febrero de 2012

Prueba

Pongo ante ti, Señor, a mi corazón y a mi alma que están atravesando por una noche oscura, que no son capaces de salir de ella con ansias y en amores inflamados pues viven la oscuridad como algo atenazante, envolvente, asfixiante. La oscuridad de la fe, la sensación de tu abandono, del sin sentido sin el absoluto hasta ahora presente. Danos la constancia y la seguridad de tu amor, la esperanza de la luz.

lunes, 9 de enero de 2012

Respuesta

El yo tiene que responder ante la Vida, no ante la masa; ante su soledad, no ante la aprobación de todos porque es como todos. Quizá la gran dificultad es que para no ser como todos no hay otra salida que estar seguro de sí mismo, y nadie estará seguro de sí mismo si no es responsable ante la Vida, ante la Creación.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Pobreza

Como cristiano me pregunto porque Jesús no solucionó ni la esclavitud ni la pobreza ni la dictadura política. Y siempre llego a la misma conclusión: que toda revolución, todo cambio de relaciones entre nosotros los hombres, es fundamentalmente un cambio de actitud, de corazón de intención. Si intentamos el dominio, provocamos la miseria. Si no amamos, producimos el rencor, y son las actitudes de fondo de cada persona las que originan la injusticia que lleva a la miseria de los que tienen que sufrir el poder y la prepotencia. Todo el que vive dominando, está colaborando con la pobreza, aunque de su limosna compasivamente.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Llaneza

Hace falta ser un gran hombre para reconocer un error, y más grande aún para permanecer callado cuando se ha acertado.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Sufrimiento

Hay que saber aceptar que la felicidad es sólo una parte del amor y que el sufrimiento es inseparable de ella.

martes, 18 de octubre de 2011

Curas

La misión de los curas de la iglesia católica no es mandar, controlar, ni hablar en nombre de Dios; esto después de Jesús ya no es posible sin que sea un abuso y una usurpación. Su misión debería consistir en ser pregoneros de algo que está ya dado, en ser sustentadores de las deficiencias, olvidos y desfallecimientos de los hombres. Su gran defecto es la arrogancia, la apropiación, el control sobre el cielo, creerse enviados exclusivos, representantes genuinos, creerse diferentes al resto en comportamiento e indumentaria. Debemos recordarles que Jesús defiende al hombre frente a todo intento de dominio por parte de los demás hombres, y que ningún hombre puede representar a Dios. Es muy peligroso creer que Dios está más cerca de los que predican y de quienes viven del altar.

lunes, 17 de octubre de 2011

En El Linde Del Abismo A Los 46

Dios mío, aquí estoy en mi pobreza a tus pies; estoy quieto, todo calla, todo lejos. Quizás en este momento yo sea el único de verdad que esta a tus pies. ¿Qué he hecho para merecer esta gracia? ¡Gracias, gracias! ¡Cuán dichoso soy! Yo te adoro profundamente, Dios mío; te adoro con toda mi alma y te amo con todas las fuerzas de mi corazón. Me entrego a ti, sólo a ti; todo mi ser es para ti, es tuyo solamente, a pesar mío, y lo es voluntariamente, con todo mi corazón: haz de mí lo que quieras, ayúdame a hacer esta vida como tú quieras. Dios mío, ayúdame a hacer esta vida en la pobreza lo más perfectamente posible en ti, por ti y para ti. Amén.

sábado, 15 de octubre de 2011

Todos Pasan

Nos cuesta aceptar que vivir es caminar, cambiar, y todo deseo de permanecer estable se convierte a la larga en el origen de nuestros problemas e insatisfacciones. Todo pasa, todos pasan, quedo yo, y ése yo hay que cuidarlo.

miércoles, 12 de octubre de 2011

12 De Octubre

1492 en la isla Guanahaní – actual Bahamas – desembarca Colón. Hoy fiesta Nacional de España, Día de la Raza, Día de la Hispanidad. Se conmemora el descubrimiento de América. Cinismo hay que tener. No hay nada que aplaudir. Solo encomendar a la memoria que ese día marca el inicio del expolio y saqueo de una tierra ajena, y el genocidio de la mayor parte de la población indígena de América Latina.

martes, 11 de octubre de 2011

Yo

La fachada, la apariencia, la imagen que me devuelve el espejo, ese no soy yo; lo que los demás ven, ese no soy yo. Yo soy lo que queda cuando todo desaparece de mi vista. Yo soy mi soledad acompañada con lo que mi mente ha crecido en los años de mi vida. Y ese es el encuentro final.

lunes, 29 de agosto de 2011

Con Dignidad

Todo hombre pide igualdad y la misma dignidad humana. Cuando Cristo predica su evangelio está poniendo los cimientos a todas las revoluciones socialistas del mundo.

sábado, 20 de agosto de 2011

Papa

¿De qué hablan los eclesiásticos bien alimentados cuando se refieren a la iglesia de los pobres? ¿Qué es eso de la teología del amor al prójimo dicha desde la tarima del poder, del egoísmo y de la superabundancia? El amor al prójimo, el amor a los pobres pasa necesariamente primero por la austeridad personal, aunque no estemos cerca de ellos.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Humildad

Al hombre se le ha dado un poder, pero no todo el poder; se le ha dado participación en la vida de una forma inteligente y libre, y en esa participación fracasa cuando utiliza su inteligencia y su libertad como propias y no como recibidas.

domingo, 7 de agosto de 2011

Maldad

Lo malo del hombre no es que sea débil o que acepte las exigencias de sus intentos corporales, lo malo es que el hombre con su comportamiento, con su intención o con sus intereses origine a su alrededor una situación de malestar, de opresión, de injusticia.

jueves, 4 de agosto de 2011

Actitud

Lo importante no estará nunca en lo discutible, en lo relativo a las costumbres o ritos, lo importante no está en adorar a Dios en Jerusalén, en Roma ni en ningún otro lugar, lo importante para cada hombre es hacer la voluntad de Dios. Este es el sentido de la existencia. Para eso y sólo para eso ha sido creado el hombre; y la verdadera felicidad del hombre consiste en cumplir la voluntad de Dios, y ésta consiste en llevar a cabo el trabajo encomendado para perfeccionar la obra de la Creación.

viernes, 29 de julio de 2011

A Carlos y María Rosa, Mis Amigos

"Sean muchos los que estén en paz contigo; mas para consejero, uno entre mil. Si te echas un amigo, échatelo probado y no tengas prisa en confiarte a él. Porque hay amigos que comparten tu mesa, pero no perseveran en el día de tu angustia…
El amigo fiel es seguro refugio; el que lo encuentra, ha encontrado un tesoro. El amigo fiel no tiene precio; no hay peso que mida su valor."




Elogio y presencia de la amistad en la Biblia.

viernes, 25 de marzo de 2011

sábado, 5 de febrero de 2011

Lo Que Soñamos No Es La Vedad De Lo Que Queremos

Lo que soñamos no es nunca la verdad de lo que queremos. Nos engaña lo que no responde a nuestra imaginación, que es lo que soñamos. Nunca nos engaña lo que responde a nuestra voluntad, que es lo que con verdad hemos querido.
Recuerdo a una mujer que por mi había engañado a otro hombre, y por ese hombre había faltado antes a su marido. Esa mujer, a la que yo soñaba fiel y leal a mi cariño, al descubrir yo un día que también era yo engañado y al acusarla por su traición con toda la grosería instintiva del hombre celoso… “¡Eres una mujer perdida!”, sin inmutarse, me contestó estas palabras, que iluminaron de pronto lo más hondo de mi conciencia: “Y si no fuera una mujer perdida, ¿me tendrías aquí a estas horas contigo?”
No era lo que yo había soñado, pero era lo que yo había querido: era la verdad.
La busque en la traición, y la hallé traidora; quise que fuera desleal por quererme, y fue desleal a mi cariño… Y así siempre en la vida: nos quieren como queremos; lo que nos mienten es lo que hemos mentido; lo que nos falta es lo que hemos robado; el dolor que nos hiere es el dolor con que hemos herido; la alegría que viene a llenarnos de bondad el alma es la bondad nuestra que antes llenó de alegría otras almas… Y si algo bueno puede darnos la vida, es cuando lo mejor de nuestra vida hemos dado: que renunciar es poseer.

lunes, 20 de diciembre de 2010

martes, 14 de diciembre de 2010

Testigo

Si hubiera caminado al lado de los celosos, aprovechados y solícitos, todos esos antipáticos, tal vez habría también amueblado el panteón de los hombres de gran éxito; pero he preferido, en un gesto extremo de entrega, ser un testigo del Calvario — el verdadero —, a riesgo de que me excluyeran.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Perdón

Perdonar no es claudicar, no es borrar la ofensa injusta y poner cara de buenos, perdonar es una actitud de la conciencia por la que dejamos a Dios el juicio sobre el comportamiento injusto que hemos sufrido y no damos paso a que en nuestra conciencia se instale el mal, el rechazo y la repulsa hacia nadie. Perdonamos porque tenemos la seguridad de que el comportamiento de la Vida será el que nosotros hayamos tenido con ella. Esta es la correspondencia entre nuestra vida aquí y la futura. Perdonar de corazón al hermano para que Dios pueda hacer lo mismo, porque Dios es justo. La vigilancia, la reflexión, la atención sobre lo que hacemos nos lleva necesariamente a la claridad para ver dónde está el error.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Mi Conversión

El fenómeno de la conversión a Dios es extraordinariamente sencillo y, a la vez, se encuentra dotado de una trascendencia incomparable. Jesús mismo enseño que provoca el gozo de los ángeles en el cielo, un gozo que supera al de contemplar aquellos que ya no necesitan convertirse.
Yo experimente esa conversión hace ahora más de un año en circunstancias que son similares a las de muchos otros y diferentes a la de otros tantos, pero que, en cualquier caso, coinciden con lo que encontramos en el Nuevo Testamento.
Durante mi bachillerato había estudiado religión y filosofía con especial placer, dado que se me impartieron conocimientos de manos de maestros que no solo habían aprendido que y como enseñar, sino que también tenían una profunda experiencia que marcaron sus destinos. Y cuando termine mis estudios secundarios y luego emigrado al viejo continente, guiado fundamentalmente por el deseo de no perder unos conocimientos ya adquiridos seguí leyendo y buscando un camino que por entonces lo veía duro y difícil sobre todo por el hecho de que se trataba de un emprendimiento en solitario y de larga maduración.
Para llevar a cabo esa práctica, siempre con un Viejo y un Nuevo Testamento - una Biblia – comencé a leerlo concienzudamente y con ayuda de un estudioso del libro, empecé a entender y convertirlo en parte de mi vida, sin darme cuenta hasta entonces de que estuvo en mi desde muy joven y porque no decirlo, desde siempre.
Pasados unos años, luego de formar mi familia, y de idas y venidas buscando bienestar, y sobre todo buscando las respuestas más importantes que el hombre se puede formular, y ya con años de lectura y mejor encaminado en mi búsqueda personal, tuve la ocasión de estudiar a Lucas y Pablo, la experiencia no era del todo nueva. Sin embargo, el impacto espiritual no se asemejó a nada que hubiera podido experimentar antes.
Si la lectura de los tres primeros Evangelios no me llevó mucho más allá de la apreciación de un código ético especialmente sublime y de un carácter, el de Jesús, auténticamente extraordinario, el Evangelio de Juan me conmovió de una manera mucho más personal. Hasta entonces había podido verlo todo como un espectador especialmente interesado en cuestiones de estudio bíblico, pero el texto redactado por Juan “para que creáis que Jesús es el mesías, el hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre” (Juan 20, 31) abrió un boquete en aquella coraza de mi corazón y mi carácter hasta entonces desconocido. Sin embargo, no recibí entonces la gracia de la conversión. Esta no se produciría hasta que llegue a la primera carta de Pablo que aparece en el Nuevo Testamento, la destinada a los romanos.
La manera en que el apóstol describía la situación del hombre me pareció totalmente irrefutable. Todos y cada uno de nosotros somos pecadores y no solo eso, cuando estudiamos los mandatos de Dios, lejos de llegar a la conclusión de que podemos acercarnos a Él por nuestros propios meritos, si somos honrados, descubriremos lo lejos que estamos de Su presencia. Como señala la Biblia acertadamente, “sabemos que todo lo que la ley dice, se lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se tape, y todo el mundo se reconozca culpable ante Dios” (Romanos 3, 19).
Sí, Pablo tenía razón al afirmar que “por las obras de la ley ninguna carne se justificará delante de Él; porque por la ley es el conocimiento del pecado” (Romanos 3, 20).
Sin embargo, esa conclusión – que con toda la honradez del mundo yo no podía negar – iba unida a un anuncio de amor y esperanza: Jesús el mesías había muerto para pagar con su sangre los pecados del hombre. No solo eso. Ese Dios de amor me invitaba ha recibir a través de la fe ese sacrificio que había sido realizado para darme la vida eterna. Igual que muchos, yo me había formulado la siguiente pregunta: “¿Que debo hacer para ser salvo?”, y la Biblia me respondía lo mismo que había contestado al apóstol Pablo: “Cree en el Señor Jesús y serás salvo” (Hechos 16, 30-31).
Fue entonces cuando reconocí ante Dios mi condición de pecador, cuando le pedí perdón por mis pecados, cuando acepte mediante la fe lo que Jesús había llevado por mí en la cruz, y cuando, a fin de cuentas, me convertí al que Tomas llamo “Mi Señor y mi Dios” (Juan 20, 28) con la intención de vivir en adelante siguiendo sus enseñanzas.
Aquella conversión era solo el inicio. Ante mí comenzaba un camino que constituye, en mi opinión, una de las razones más poderosas para ser cristiano: la posibilidad de iniciar una nueva vida.

viernes, 12 de noviembre de 2010

El Encargo

Cada uno comunica lo más importante de su vida. Unos comunican sus poderes, su dinero, sus cosas, su filosofía. El creyente comunica su fe, pues con la Ascensión del Señor nos hemos quedado responsables de hacer presente a Jesús; aunque no nos demos cuenta y aunque no queramos, nos hemos quedado nosotros, cada uno de nosotros, representando en este mundo la persona de Jesús. Por el hecho de llamarnos cristianos hemos aceptado el encargo. No existe cristianismo sin vivirlo con y dentro de los hombres, no existe fe en Cristo sin comunicarla a los demás. Y cuanto más uno da de lo que tiene en su interior, tanto más va creciendo y aumentando aquello que precisamente da. Muy importante es, que saber vivir no es sacar provecho de los privilegios o de la situación personal, eso es propio de los ignorantes; saber vivir es darse cuenta que todo lo que soy crece en la medida en que lo comunico y lo participo. Nos necesitamos para vivir y mantener nuestra esperanza y nuestra salud; necesitamos la comunicación de nuestra pequeña y solitaria experiencia personal. Pero necesitamos no tanto una comunicación de multitud y posesión de cuerpo, como una comunicación de alma, de sentimientos y opiniones. Y esa comunicación del fondo del ser que nos da vida nunca se dará cuando no es posible la verdad, cuando hay que ocultar para no enojar y sobre todo cuando engañamos para quedar bien.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Vivir Pobre

Viví siempre sumido en la pobreza; pero también abrazado a la pobreza, unido a la pobreza en sagrado e indisoluble matrimonio, con la intrepidez y la resignación orgullosa con la que sólo un anacoreta podría hacerlo. Y de esa alianza indestructible, brota una de las notas más distintivas de mis pensamientos, un patetismo desgarrador que no esquiva la maldición de las personas que continuamente se están lamentando, que no esquiva mi lucidísima furia.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Quiero Que Mis Hijas Sepan

“Espera hasta que tengas hijos; tu vida nunca será ya igual”
Siempre supuse que estas palabras eran una advertencia sobre el previsible precio en tiempo, cuidado y atención que ha de pagarse por una carita tierna, manitas chiquititas y traseritos suaves… por lo absolutamente inapreciable y encantadores que son los niños, y en especial para mí, mis niñas.
Sabía que tendría que enseñar a mis hijas un millón de cosas; manejar su triciclo, atarse los cordones de los zapatos, limpiarse la nariz. Calculo que, para mí, ello no implicaba más que estas lecciones, más algunas otras pocas y mucho amor.
Ahora sé que no es así, porque ahora tengo dos hijas, una que se hace grande y otra que se hará grande también. Sé que, si se le enseña a un niño a dividir diez entre cinco, la lección tiene un principio y un final. Pero, cuando se le enseña a una muchacha a llegar a ser una mujer, la lección es tan larga como la vida.
Y olvidarse a enseñar, estar demasiado cansado para hacerlo o elegir no enseñar, no elimina la tarea. Sólo cambia la lección, pues nada enseña más clara y rápidamente la indiferencia o la apatía que la propia indiferencia o apatía.
Si les enseño a mis hijas solamente una cosa, quiero que comprendan la absoluta y profunda relación entre la felicidad y el amor.
Pero no pienso darles largas conferencias sobre el amor. En primer lugar, no conozco modo alguno de decirles porque amo a su madre. Y cuánto la amo no es algo que pueda decir, sino algo que debo mostrar.
Les diré a mis hijas que la felicidad de los seres humanos se mide muy frecuentemente en engañosos espacios de tiempo. Quiero que se den cuenta de que la vida no se vive en lapsos ni siquiera en estaciones, sino en mañanas de sol y tardes de lluvia, en días de campo y de ciudad, en estudiar un libro y en jugar, en esperar que ceda la fiebre de uno de nosotros, en sentarse tranquilamente en casa, o en recoger las ropas de él o ella, y tantas otras de la vida diaria. Pues si no encuentran la felicidad en estas cosas, no la encontrarán en ninguna parte.
Creo que un padre debe a sus hijas una buena dosis de honestidad e integridad. Quiero que las mías sepan que estas cualidades son buenas compañeras que nos ayudan como nosotros mismos. Y que se parecen a nosotros mismos. Y que hacen que atraigamos a otros. La integridad humana tiene las mismas ventajas que la integridad estructural; ambas mantienen unidas las cosas.
Quiero que mis hijas comprendan que el mundo gira en torno a las personas; que no obtendremos de ellos más de lo que hayamos dado; que siempre seremos más felices cuando amamos que cuando odiamos, más cuando ayudamos que cuando herimos.
Quiero que mis hijas sepan que sólo hay una pizca de magia real en esta vida que puede mover en verdad las montañas y convertir los sueños en cosas que puedan tocar y sentir, ver y gozar. Y esa magia se llama ‘creer en uno mismo’.
Quiero que sepan que casi todos pueden lograr cualquier cosa que piensen poder conseguir.
Quiero que mis niñas comprendan que, si creen en sí mismas, pueden usar su energía para trabajar a fin de lograr lo que quieren ser o hacer, y no para preguntarse si será suficiente bueno para intentarlo. Pues la preocupación les agotará tan pronto como el trabajo y, lo que es peor, les atará a la línea de partida.
Quiero que mis hijas sepan que no hay nada como un hombre bueno o una mujer buena. Y que, cualquiera que sea lo que más deseen que les proporcione su trabajo – respeto, alabanza, dinero, seguridad, satisfacción −, lo alcanzarán antes haciéndose y siendo unas mujeres buenas que de cualquier otra manera.
Quizá, cuando puedan comprender, les contaré la historia del carpintero que estaba enseñando a un cliente cuán bellamente había terminado incluso los traseros de los cajones de una pequeña cómoda que acababa de hacer.
− ¿Por qué se tomó tanto trabajo con las traseras? Nadie sabrá nunca cómo son −, le preguntó el cliente.
A lo que el artesano, acariciando con amor la parte superior del mueble, dijo:
−Lo sabré yo.
Trataré de dar a mis hijas una sensación de seguridad, y espero que lleguen a adquirir voluntad y capacidad suficientes para creer que se sentirán satisfechas, a gusto, con un criterio amplio.
Debo enseñarles que las conclusiones son como los automóviles; necesitan ser revisados cuidadosamente con frecuencia e, incluso así, hay que cambiarlas por otras al cabo de cierto tiempo.
Los médicos pueden decirles a mis hijas que su salud y la duración de sus vidas dependen en gran medida de lo que coman y poco más. Yo voy a decirles que creo que dependen todavía más de lo que piensen, que las personas que entre nosotros tienen las mentes abiertas – los verdaderos pensadores, los escritores, los grandes artistas y filósofos – con frecuencia parecen vivir mucho más tiempo.
Me atrevería a decir que las personas parecen viejas o jóvenes, más por sus actitudes que por su nivel de años o de energía; pues las personas que nunca cierran su mente, rara vez parecen decaer física o espiritualmente. Nunca pierden una especie de apetito infantil por lo que viene a continuación, y siempre parecen estar escuchando una voz que no deja de punzarles e impulsarles a no perderse nunca un amanecer.

jueves, 4 de noviembre de 2010

A Mi Pesar

Hay algo en mí de profeta a mi pesar, de Jonás recién escupido del vientre de la ballena, malhumorado, disciplinado y severo, que sin embargo me levanto después de caerme mil veces y me encamino sin temor a Nínive.

martes, 26 de octubre de 2010

Iluso

Soy de esos que ladran en el desierto palabras que nadie entiende, palabras que parecen salidas de los sesos de un iluso, palabras que claman contra gente materialista, entregada a una vanidad inservible que me convulsiona las vísceras y me obliga en cantidad a vomitar, censuras y reprobaciones que tienen la contundencia abrasiva de un escupitajo arrojado en el rostro de mis coetáneos. Y, sin embargo, en medio de esta munición que arrojo con fuerza contra todo aquello que se mueve en mi rededor, hay también en mi una sensibilidad herida y no solo hiriente, una suerte de sensibilidad franciscana que me torna conmovedor y heroico.

viernes, 22 de octubre de 2010

jueves, 21 de octubre de 2010

Inmortal

Soy la encarnación perfecta de lo que aguanta todo. Ésta sociedad aparente y falsa puede hacer nada con mi espíritu. Puede negar mi genio, ultrajar mis logros, pisotear mis méritos, pero nunca, nunca, nunca destruir la grandeza de mi alma inmortal.

domingo, 17 de octubre de 2010

La Cumbre De Los Cuarenta Y Cinco

Al vivir esa montaña de los noventa años a veces más o a veces menos, llegando a la cumbre de los cuarenta y cinco para comenzar ahora el descenso, sé que según el ánimo de mi prójimo, puedo resultar insufrible o espléndido. Conviven en mí, en una mezcla que a simple vista parece monstruosa; el manso y el discutidor y esa especie de religiosidad combativa. Mis pensamientos con aroma de pólvora van contra todo bicho viviente; burgueses, políticos, académicos, ateos, creyentes, anticlericales, clericales, judíos, masones, católicos, jerarquías eclesiásticas… contra la humanidad toda, en fin; o dicho más precisamente, contra la humanidad plácidamente instalada en la tibieza y los lugares comunes. Soy uno de esos pocos malditos verdaderos que elevan el estandarte hecho tiras de la derrota, para convertirlo en bandera de esperanza. ¡Un loco tal vez, o tal vez un santo!

lunes, 4 de octubre de 2010

Madurez

Creo que consiste en haber aprendido lo suficiente como para saber lo que quieres y a dónde vas. Eso no significa cerrarse a la improvisación, pero cuando maduras aprendes a diferenciar lo fundamental de lo accesorio y eso ayuda mucho a vivir.
Yo a veces digo, “estoy ya mayor para aguantar tonterías”, y tal vez la madurez sea eso; saber cuáles son las tonterías y por qué no tienes que soportarlas.

viernes, 1 de octubre de 2010

Como Un Monje

Converso al cristianismo habiendo sido católico, soy un furioso crítico del catolicismo hipócrita y embustero, de las astucias del clero y de las devociones paganas de mis compatriotas. Amo a Cristo como lo haría un monje medieval… al que hubiesen expulsado del convento, con esa exasperación del derrotado que sigue amando en la derrota aquello que otros sólo fingen amar en la victoria; y esa vocación de heterodoxia y protesta me lleva a la ortodoxia plena, que es la de quienes viven el Calvario sin pedir la recompensa del cielo, sin pedir siquiera la recompensa de la gloria del amor en la tierra. Ortodoxia que logro hacer compatible con un estilo íntimo, inesperado e insolente, que lo resuelvo contra la frivolidad mundana… y también contra mis propias contradicciones.

martes, 28 de septiembre de 2010

Cierto

Al ir envejeciendo, la belleza se convierte en cualidad interior.

(A Vicente, mi mejor amigo en el cielo)

martes, 21 de septiembre de 2010

Dependencia

La seguridad económica no depende tanto de los bienes materiales, como de nuestra capacidad para conducirnos sin ellos.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Conversión

En una conversación reciente, se me pregunto “si sigo siendo católico”. Pero si tenemos nuestra mirada orientada a lo que es la Vida, a lo que es el origen de la Vida entre los hombres, se irá haciendo camino una forma de comunicación con los demás que no esté a la espera de una respuesta, sino que iremos dando lo mejor que tenemos porque creemos y vivimos confiados en la respuesta última de Dios.
La salvación que Cristo predica no se realiza desde fuera, cambiando a los demás, cambiando al mundo. Todo arreglo ha de empezar por uno mismo, por un cambio de mentalidad en la línea, precisamente, que Cristo vivió.
Conversión – motivo de la pregunta que me hacen – significa querer vivir, querer volver a empezar, suprimir lo oscuro, no conformarse con la vida que se arrastra. La conversión para preparar la conciencia a la Vida, al Señor, requiere comprender que el esfuerzo, la renuncia y el ofrecimiento de mi vida son algo bueno, positivo. Saber decir que no, y nunca por represión o temor, sino por convencimiento.
Y les digo más. Lo más difícil para cada uno de nosotros es aceptar que la grandeza de nuestra vida depende de nuestra actitud interior. Por eso convertirse a Jesús es aceptar que el fin de todo depende de Dios y que Dios está junto a quienes han hecho de su vida un testimonio oculto de bondad, servicio y esperanza.
Finalmente, todo hombre debe aprender que lo único importante para su vida aquí y luego, será su preocupación por vivir en la Verdad, ser consecuente allá donde la historia le ha colocado, en la religión o en la sociedad en que ha nacido. Convertirse no es hacerse socio de una Iglesia, ni del Papa, ni del Obispo o del párroco de su barrio, es antes que nada aceptar vivir de acuerdo con la verdad de su propia conciencia.

Requisitos

Casi todo el mundo acaricia la idea de ir al cielo. Sin embargo, muchos esperan vivir lo suficiente para ver una suavización de los requisitos de entrada.

jueves, 9 de septiembre de 2010

El Espíritu Me Puso En Pie

No debemos quedar abatidos por la debilidad que ocasiona nuestra convivencia con los que se declaran del partido de Satanás, sino levantar nuestro ánimo y demostrar que nuestra fuerza radica en la acción del Espíritu que nos penetra y renueva nuestra vitalidad. Es la recomendación que el apóstol Pablo nos hace al presentarse alegre y contento en medio de insultos, persecuciones y dificultades sufridas por permanecer fiel a Cristo. El profeta Ezequiel supo también de la obstinación de los contrarios a escuchar la palabra de Dios, pero el Señor le hizo fuerte frente a ese pueblo rebelde, para que él hable en Su nombre, del valor de la voluntad divina frente a alternativas que se atrevían a anunciar bienestar o desastres no diseñados por el Señor. Cuando esta fuerza de Dios se hace presente en la vida de Jesús entre sus compatriotas, sus paisanos quedan asombrados ante el conocimiento que Jesús muestra de las cosas, así como del poder que ejerce sobre las mismas. El lenguaje de Dios es aquel que transmite la verdad de Su persona. Jesús nunca hizo alarde de su condición divina, ya que Él había aceptado la encarnación para manifestar su humanidad y en ella vivir los sufrimientos del ser humano, como consecuencia de su condición pecadora. Devolver al ser humano una humanidad nueva, es algo que trasciende todo conocimiento y esperanza humana; por ello se asombraban sus paisanos cuando Jesús les hablaba del Reino de su Padre Dios. Sacar a la humanidad del fracaso, cuando se le considera como una parte sin más de la naturaleza caduca y perecedera, es poner en pie lo que esta abatido. Esa acción no la puede realizar nadie más que la fuerza y energía que dimana del Espíritu, capaz de poner al hombre en pie. La única resistencia que Jesús hasta hoy no consigue superar, es la falta de fe de los hombres, que a su vez es don gratuito de Dios.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

La Agonía

La única agonía del hombre como especie, consiste en el perpetuo conflicto que se produce entre su deseo de destacar y la necesidad de formar parte de un todo.

lunes, 6 de septiembre de 2010

El Tiempo

El tiempo transcurre lentamente para los que se aburren, elude a los dinámicos, vuela para los jóvenes y, para los ancianos, se agota.
Anhelamos disponer de tiempo; lo maldecimos; solemos matarlo; abusamos de él. Pero ¿es el tiempo un amigo? ¿O acaso un enemigo?
Es poco lo que sabemos del tiempo. Para conocerlo, para apreciar su potencialidad, deberíamos quizá observarlo a través de un filtro, el filtro de los recuerdos.

lunes, 30 de agosto de 2010

La Otra Cara De La Luna

Estoy esperando a que amanezca en la larga noche del tiempo que me ha tocado vivir, y ansío que se produzca una buena noticia. Llamo noticia a algo que altera la cotidianidad, será por eso que los ingleses dicen eso de “si no hay noticias, buena noticia”. Pero como no tengo parientes comedidos ni ricos en mi tierra ni en el extranjero y no puedo esperar ninguna carta y ninguna herencia, me alegro de no recibir nada. Aunque el cartero llame dos veces me va dar igual. La luna tiene dos caras, pero hay que estar en ella para ver la que se nos oculta.

domingo, 29 de agosto de 2010

Duraznos De Mamá

Uno de los regalos más gratificantes que nos da la lectura consiste en remover dentro de nosotros hechos dormidos de nuestra propia vida, despertando el perfume de días que creíamos extintos, avivando la brasa menuda envuelta en la ceniza de impresiones o sentimientos que yacían sepultados bajo el polvo de los días. Es como si, dando un paseo por el campo, nos tropezáramos, entorpecida por arbustos, con una puerta que, al abrirla, ensanchase el horizonte de nuestra propia alma.
Así me ocurrió hace poco mientras leía un buen libro de poemas de Agustín Arnal, “Peces de colores”, donde, el autor rescata episodios de su infancia a simple vista sin importancia que, levantados por la luz de la memoria, cobran un valor precioso y dan vida el presente. Uno de los poemas del libro se titula Diego Argudo, y narra las visitas que a la casa familiar del autor hacia un melocotonero, que para nosotros los bolivianos seria un duraznero, venido de un pueblecito de la provincia de Zamora. Llegaba siempre vestido con rigurosos trajes típicos de su región, desbordante de humildad, y portaba un enorme cesto de mimbre con dos asas, o sea una canasta en la que transportaba sus preciados duraznos que el mismo cultivaba.
Arnal evoca aquellos “duraznos” que le traen “el aroma de aquello que perdí” y actúan como llaves de oro de la memoria.
Mientras leía aquel poema dedicado al duraznero Diego Argudo, mi propia infancia se abalanzo sobre mí, como un ejército sigiloso, como una resurrección secreta. También a mi casa llegaban aquellos duraznos cultivados y traídos de pequeños pueblos, presentados a veces toscos y gruesos, de apariencia un poco humilde, a los que casi era imposible morderlos por su naturaleza innata. Tenían una textura áspera y un sabor primitivo en el que parecían contenerse, peligrosos como el granito, el aroma de los duraznos; un sabor que no se parecía en nada al sabor de los otros duraznos que por entonces también se vendían, sometidos a mil procesos de refinamiento; un sabor aguerrido y ancestral que me hacía pensar que aquel durazno de pueblo era cultivado de forma originaria tal como lo habrían hecho nuestros antepasados.
Era, desde luego, “durazno asno para cocinar”; y mi madre lo compraba para satisfacer el vicio de mi padre y de sus hijos, que eran devotos del dulce de durazno y sus pepas.
Leyendo el poema de Agustín Arnal, recordé los duraznos irrepetibles de mi infancia, cuando mi madre agarraba aquellos duraznos de pueblo y pacientemente los pelaba, arrancándoles con un cuchillo las ásperas cubiertas que traían, que luego pelados arrojaba a la olla, redonda, voluminosa y con asas. Recordé a mi madre, sujetando con una mano la gran olla, mientras con la otra empuñaba una cuchara de madera de palo, con la que removía el contenido empapado en agua y con abundante azúcar, hasta que la mezcla espesaba, sometida a fuego lento durante horas. Recordé que la casa se llenaba con aquel olor santo, nutritivo, frondoso como una promesa de beatitud que anticipa la beatitud eterna del paraíso; y recordé que, al olor del dulce de durazno espesándose, no tardaba en sumarse el olor de los trozos de pan que crepitaban al morderlos.
Recordé el momento en que por fin mi madre nos convocaba a todos ante la gran sopera, alta y panzuda de metal aporcelanada a modo de gran dulcera, que en un abrir y cerrar de ojos ya habíamos sumergido en el dulce la cuchara y llevado una pepa casi desvalida de su pulpa a la boca. Recordé el crujido de los panes y marraquetas, que escondían dentro de sí el sabor de la ambrosía que el dulce de durazno nos dejaba en los labios, como una sonrisa que tratábamos en vano de borrar, relamiéndonos. Recordé los ojos golosos, humedecidos de felicidad de mi padre; recordé la algarabía de mis hermanos; recordé a mi familia luchando con la pepa entre los dientes hasta no dejar en ella ni trazo de pulpa de durazno.
Y, recordé, sobre todo recordé, a mi hermosa y abnegada madre, todavía sudorosa y congestionada por los calores que había sufrido mientras cocinaba el dulce de durazno, copiándose feliz en cada uno de nuestros rostros, orgullosa de habernos traído el paraíso a la cocina, orgullosa de tenernos a su lado, sin pedir nada a cambio.
Y, al recordar a mi mamita Gaby, se ensancho el horizonte de mi alma.

domingo, 22 de agosto de 2010

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