miércoles, 7 de diciembre de 2011

Pobreza

Como cristiano me pregunto porque Jesús no solucionó ni la esclavitud ni la pobreza ni la dictadura política. Y siempre llego a la misma conclusión: que toda revolución, todo cambio de relaciones entre nosotros los hombres, es fundamentalmente un cambio de actitud, de corazón de intención. Si intentamos el dominio, provocamos la miseria. Si no amamos, producimos el rencor, y son las actitudes de fondo de cada persona las que originan la injusticia que lleva a la miseria de los que tienen que sufrir el poder y la prepotencia. Todo el que vive dominando, está colaborando con la pobreza, aunque de su limosna compasivamente.

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