martes, 18 de octubre de 2011

Curas

La misión de los curas de la iglesia católica no es mandar, controlar, ni hablar en nombre de Dios; esto después de Jesús ya no es posible sin que sea un abuso y una usurpación. Su misión debería consistir en ser pregoneros de algo que está ya dado, en ser sustentadores de las deficiencias, olvidos y desfallecimientos de los hombres. Su gran defecto es la arrogancia, la apropiación, el control sobre el cielo, creerse enviados exclusivos, representantes genuinos, creerse diferentes al resto en comportamiento e indumentaria. Debemos recordarles que Jesús defiende al hombre frente a todo intento de dominio por parte de los demás hombres, y que ningún hombre puede representar a Dios. Es muy peligroso creer que Dios está más cerca de los que predican y de quienes viven del altar.

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