Tengamos cuidado, no se nos embote la mente con vicios y agobios de la vida, y se nos eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estemos siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y mantengámonos en pie ante el Hijo del hombre.
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