sábado, 26 de diciembre de 2009

Maravilla Número Uno

Es, sencillamente, el lugar en que vivimos. De todos los cuerpos celestes que podemos divisar, el más maravilloso y misterioso es nuestro propio planeta; la Tierra. Es un sistema viviente, un inmenso organismo que está aún en proceso de desarrollo, de estructuración, que produce su propio oxigeno, mantiene su propia temperatura, hace que sus incontables partes estén unidas y sean interdependientes… incluyéndonos a nosotros.
Puede mantenernos alertas y exultantes con sus preguntas durante milenios, si aprendemos a vivir sin destruir. Nosotros no respondemos a las mismas pautas que los insectos sociales. Ellos tiene ante sí únicamente opciones binarias: ir, no ir. Nosotros podemos considerar cuatro decisiones a la vez: ir, no ir, pero también quizá, además de: ¿por qué no?, ¡vamos a intentarlo!
Nuestro destino será conocer sorpresa tras sorpresa, si somos persistentes. Podemos construir estructuras para la sociedad humana jamás vistas antes; pensar pensamientos nunca pensados, escribir libros nunca escritos, componer música jamás compuesta.
Todo eso si no nos matamos a nosotros mismos, matando nuestra Tierra. Lo único que necesita nuestra especie es, amar y respetar su entorno.

Perseverancia

Nada puede sustituir a la perseverancia. El talento no puede hacerlo; el mundo está lleno de hombres de talento sin éxito. El genio tampoco… hay demasiados estudiosos e instruidos fracasados. La perseverancia y la determinación son omnipotentes. La recomendación: «sigue insistiendo», ha resuelto y resolverá siempre los problemas de la raza humana.

martes, 22 de diciembre de 2009

¡Navidad, Triste Navidad...!

Pienso por un momento que la conocida y popular cancioncita de ¡Navidad, dulce Navidad…! Para muchas personas sonará de manera casi ofensiva o irónica en estas fechas 'entrañables', 'familiares' y 'generosas', con regalos por doquier, que suscitan para muchos una 'armoniosa felicidad'. No hay que olvidar que debido a la presión social y comercial, estas fechas navideñas se han asociado a una elevada expectativa de experiencias humanas positivas deseadas por todos, pero que distan mucho de ser así. Si bien la mayoría de las personas se acercan a estas fechas con gran ilusión, deseos fraternales y concordia familiar, no hay que olvidar que también para muchas personas estas fechas aumentan la sensibilidad emocional dolorosa por diversas causas; recuerdos nostálgicos por perdida o ausencia de familiares entrañables, soledad emocional acrecentada en las personas que físicamente se encuentran solos por la sensación que perciben de que los otros tienen donde reunirse y quienes se acuerdan de ellos pero 'no de mí', sensación de mayor empobrecimiento de los que menos tienen frente a un consumismo exacerbado de los demás que salen sonrientes y cargados de grandes bolsas de los grandes almacenes, etcétera. Quiero desde este blog invitar a todos a una reflexión humana y solidaria sobre el verdadero significado de la Navidad, desde la humildad y acercamiento a los que más necesitados estén. Sigamos el ejemplo de Aquel sin el que la Navidad no hubiera tenido razón de ser. Quiero también pedir y orar por todos aquellos que desean pasen lo más pronto posible este tiempo de 'felicidad', deseándoles sientan el amor fraternal de sus semejantes y particularmente del Divino, que puedan conseguir una gran paz interior para soportar estas fechas y que tengan de todo corazón una muy feliz "triste Navidad".

viernes, 18 de diciembre de 2009

Mi Bicicleta

A bordo de sus dos ruedas he descubierto una nueva forma de vivir. Imitando yo o imitándome a mí, se está empezando a cambiar algo. La bicicleta – al mundo – ha vuelto y parece que, esta vez, está dispuesta a quedarse. Los ciclistas estamos tomando las calles de muchas ciudades europeas, dispuestos a encabezar la autentica revolución de este milenio. No es una teoría sin pies ni cabeza. El antropólogo Marc Augé en su libro “Elogio de la bicicleta” dice: “El regreso de la bicicleta a las calles de las grandes ciudades supone un cambio enorme en la manera de vivir el espacio urbano, la propia identidad y, aún más allá, el germen de una utopía que ha calado hondo en la juventud. En decadencia los grandes ‘ismos’ ideológicos de otros tiempos, el ciclismo apunta como alternativa”. Tengo muchos motivos para saber que mi bicicleta es la herramienta de esta revolución. El desarrollo del ciclismo en la ciudad en que vivo – Valencia – ha potenciado mis relaciones humanas, me permite escapar de la soledad, una de las lacras de las grandes urbes. Mientras me desplazo en mi bicicleta no uso el teléfono móvil, al contrario de los que van en coche, en transporte público o a pie. Mi bicicleta me obliga a estar plenamente donde estoy. Así, vivo más intensa y lentamente el espacio físico y eso potencia mi identificación con mi ciudad, mi pertenencia. El milagro de conducir mi bicicleta ha devuelto a la ciudad su carácter de tierra de aventura, de travesía. Pedalear es sentir mi autonomía y mi libertad. En España, dos millones de personas utilizan la bicicleta a diario, 35 millones saben manejarla y 23 millones tienen una propia, según el primer barómetro global de la bicicleta, realizado recientemente.

Bellas Palabras

En la biografía del papa Juan Pablo II, se encuentra uno de los más bellos discursos que dio. Este fue en Inglaterra en la ciudad de Coventry, ciudad muy castigada en la Segunda Guerra Mundial:
«Dondequiera que el fuerte explote al débil, dondequiera que el rico se aproveche del pobre, dondequiera que las grandes potencias traten de dominar y de imponer ideologías, la tarea de crear la paz no estará hecha, y la catedral de la paz se habrá derruido nuevamente. Hoy día, el tamaño y el horror del armamento moderno – sea nuclear o no – lo hacen inaceptable como medio de solventar diferencias entre las naciones. La guerra debe pertenecer al pasado trágico, a la historia; no debe haber lugar para ella en los planes de la humanidad para el futuro».

sábado, 12 de diciembre de 2009

El Verdadero Opio

Uno de mis descubrimientos casi inmortales, es que la religión no es el opio del pueblo; las palabras sí. Son el narcótico más poderoso, el estimulante más potente, el alucinógeno más notable que se ha encontrado. Las palabras enseñan, cantan, hieren, santifican. Pero también degradan, enardecen, confunden… y mienten. Considérese la cautivadora frase: «Una imagen vale más que mil palabras». Si es así, ¿por qué necesita una frase para explicar ese punto? Hay palabras cortas que dicen más que mil cuadros: Dios, Mamá, Infinidad.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Defensa de la Vida

“Es un ser vivo, pero no un ser humano”. Así es como define la ministra de Igualdad del Gobierno de España al niño que vive y crece en el vientre de su madre. Saltándose todas las reglas lógicas que siempre han guiado la ciencia por las cuales todo ser vivo pertenece a una especie determinada.
Causaría risa si no se tratase de una gran tragedia. Pero tal vez lo más trágico de todo este asunto es la incapacidad de esta sociedad para reaccionar ante este insulto a la inteligencia de los españoles y sobre todo ante el genocidio que supone una ley asesina que pretende instaurar un orden nuevo, en el que el hombre por el mero hecho de no ser deseado tenga que morir.
Es una gran cobardía pensar que como a mí no me afecta, no tengo por qué intervenir ni oponerme a la promulgación de leyes profundamente injustas. Dicen que el calla otorga, y la historia juzgará el silencio consentidor de una sociedad anestesiada o tal vez amordazada por los poderosos, que desde instancias superiores acallan o ridiculizan todas las voces que disienten y reclaman justicia para los inocentes e indefensos.
Si somos cristianos, debemos comprometernos con la lucha por la justicia, pues sin ella no puede existir la caridad, y sin duda ninguna, la injusticia más grave que existe en España es la muerte anual de cientos de miles de niños en el mismo vientre de su madre.
Frente a esta cultura de la muerte, revestida de tintes progresistas pero más antigua que el mismo pecado humano, yo seguiré anunciando la cultura del respeto absoluto a la vida, y especialmente de la más débil e indefensa.

martes, 8 de diciembre de 2009

Mañana

Debemos mirar siempre al futuro. El mañana – el tiempo que da al hombre una oportunidad más – es una de las muchas cosas que me parecen maravillosas de la vida. Lo mismo pienso de tener un buen trabajo. O de un buen plato de comida. O de un beso en la mejilla. O de ver pájaros volando en el cielo. O de un niño que dice «papá» por primera vez. Hay muchas cosas magnificas en la vida. Pero pensar en el mañana es lo más importante. Se nos presenta muy despejado a medianoche. Es perfecto cuando llega y se posa en nuestras manos, con la esperanza de que hayamos aprendido algo del ayer.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Envidia

Ya es bastante con no helarse de frío, y que el hambre y la sed no nos roan las entrañas. Si no se nos ha roto el espinazo, si podemos mover los pies, si nos es posible doblar los brazos, si podemos ver con los ojos y oír con los oídos, entonces, ¿a quién hemos de envidiar? ¿Y por qué? Es la envidia lo que más nos devora. Frótate los ojos y purifica tu corazón, y estima más que nada en el mundo a quienes te quieren y te desean bien. Después de todo, puede que sea esa tu última acción.

Hogar, Dulce Hogar

El hogar puede ser muchas cosas; una casa, una ciudad, un barrio, un estado, un país, una habitación. El hogar puede estar en cualquier sitio en que uno se sienta en casa, e incluso un pequeño lugar puede despertar ese sentimiento hogareño.
El hogar puede también dividirse, lo que quizá es esencial para una especie cuyo dilema fundamental esta en tener a la vez necesidad de movilidad y de sentimientos de hogar. Para los pastores nómadas – por ejemplo −, un sendero sin fin se convierte en hogar.
No es del todo cierto que uno no pueda volver de nuevo al hogar porque, en realidad, nunca se deja la parte de él que uno lleva en la imaginación.
Bendito sea mi hogar, donde esté.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Mi Adolescente

Me encanta el hecho de que mi hija adolescente manifieste todas sus emociones, aquellas que yo he aprendido a reprimir. Cuando está excitada o decaída por algo, no se recata en expresar sus sentimientos. Me gusta la seriedad de sus pasiones, la vehemencia de sus relaciones y su capacidad para enfadarse. Al descubrir una injusticia, exige con incredulidad: « ¿Por qué no hace nadie nada al respecto?» Mi hija adolescente insiste en que cuestione mis motivaciones, mis normas hacia ella, mi propia conducta. Me hace ser honrado.

Necesidades y Deseos

Señor, me siento frustrado por el incesante aumento del coste de la vida. Tengo necesidades que exigen satisfacción inmediata. Necesidades personales y familiares. Recuerdo ahora tus palabras: «No os inquietéis por vuestra vida, sobre que comeréis, ni por vuestro cuerpo, sobre qué os vestiréis» (San Mateo, 6: 25). «…bien sabe vuestro Padre celestial que de todo eso tenéis necesidad» (San Mateo, 6: 32). Líbrame de la duda. Seguramente tienes algo que enseñarme, ¿Acaso no distingo entre necesidad y deseo? Enséñame. Que nunca tenga yo tanto que deje de consultarte. Cuanto más necesitado estoy, más me acerco a Ti.

Macrociudades del Futuro

¿Caos o esperanza?
Corre el año 2029 en la ciudad más grande jamás vista en la Tierra. Cuarenta y siete millones de personas se apiñan en unos suburbios de 218 kilómetros de ancho, que rodean elevados enclaves de poder y riqueza. La mitad de la fuerza laboral de la urbe está en paro. Muchos de los pobres jamás han estado en el centro de la ciudad. Es un barrio anónimo, sin alcantarillado, las víctimas de la decimo cuarta epidemia de cólera mueren lentamente, sin atención médica. Camiones procedentes de las resecas comarcas rurales traen cada día dos mil hambrientos campesinos más a la urbe en la que han cifrado sus esperanzas.

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