sábado, 31 de octubre de 2009

La Lectura

Lito, de Hugo y Gaby – a quienes debe la vida – autor de este blog, está tan enamorado de los libros, que cree que ellos también le adoran, porque además siempre lo persiguen. «Cuando se descubre lo divertida que puede ser la lectura», afirma, «la vida nunca puede ser triste, y el interés aumenta con cada libro. Ellos son como la lámpara de Aladino. Me permiten seguir mis deseos, adentrarme en cualquier época, hablar con los grandes genios del pasado, con filósofos, con reyes, algunos fugitivos, vaqueros a caballo, aventureros, políticos, poetas, simples marineros, y muchísimos otros más. Todos ellos están ahí, esperándome». Están ahí esperándonos.

jueves, 29 de octubre de 2009

Martin Luther King

El mejor pasaje de su biografía, del famoso líder negro que basaba sus decisiones en fundamentos morales, cuenta que en cierta ocasión, un empleado de la Conferencia del Liderato Cristiano de Sur, de la que Luther King era fundador, recibió una orden de despido por haber substraído fondos de la organización. El empleado fue a ver a King y le convenció para que lo volviera a admitir.
A continuación King reprochó a sus colaboradores: « ¿Qué se hace con un pecador? ¿Se le lanza, solo, al mundo? ¿O se trata de convertirle, de redimirle, de estar más cerca de él? Decimos que somos la iglesia. ¿Vamos a expulsar a alguien de ella? ¿O vamos a retenerle y corregir sus errores?».

domingo, 25 de octubre de 2009

Familia

La familia hoy sigue siendo el lugar donde se originan y cuidan las actitudes y los valores que posibilitan la convivencia y el hogar, el descanso y la seguridad. Y esto nunca es posible sin el esfuerzo por crearlos.
Si el amor es el origen de la paz también en el hogar vale lo mismo. No habrá paz en la familia sino hay verdadero sentido de amor que se traduce en aceptación y no dominio, en comprensión y no imposición.

viernes, 23 de octubre de 2009

Belleza

Un gran filósofo de mediados del siglo XX, que se llamaba Walt Disney, dijo que ‘la belleza está en el interior’ y estoy completamente de acuerdo. A mí me gusta lo que no se aprecia al primer golpe de vista, la que no es evidente, me gusta la belleza que aprecio cuando miro dos veces a una persona y concluyo que es bella. Me gustan las personas que tienen cerebro y que lo utilizan porque creo que la mayor belleza reside en ese órgano de nuestro cuerpo.

lunes, 19 de octubre de 2009

Pequeños Grandes Efectos

Por faltar un libro, se perdió el conocimiento; por faltar el conocimiento, se perdió el estudiante; por faltar el estudiante, se perdió el maestro; por faltar el maestro, se perdió la clase; por faltar la clase, se perdió la escuela; por faltar la escuela, se perdió el sistema educativo; por faltar un sistema educativo, se perdió el futuro. Todo, por faltar un libro.

La Ética

En estos últimos tiempos se habla de Ética, como la cosa más normal y corriente, siendo a mí entender que la turba no tiene ni la menor idea de lo que habla. Especialmente se habla de la Bioética. Es curioso, vivimos en los tiempos de lo “bio”, y claro desde luego de lo “ético” no.
¿Se han fijado?, los yogures son bio, la energía es bio, y hasta la Medicina, ese arte de curar, ciencia y arte que nos enseñaron nuestros docentes en la Facultad de Medicina y sus especialidades, lo llaman “biomedicina”.
¡Habrá mayor imbecilidad!... señores, ¿desde cuándo la medicina no es bio? Pero vayamos − olvidándonos de esa soberbia de poner nombres rimbombantes a las cosas − a lo que nos ocupa. La Ética, sin bio, aunque las cuestiones de que trata, de forma natural también lo incluyan.
Dicen los que saben de esto que Ética es una ciencia, ya que estudia las cosas por sus causas, de lo universal y necesario, que se dedica al estudio de los actos humanos. Con un par de salvedades importantes.
La primera; que todo acto humano que no se realice por medio de la voluntad de la persona y que esté ausente de libertad, no es campo de estudio de la Ética. La Ética trata sobre el acto bien o mal realizado. Por lo mismo, si una persona actúa incorrectamente, pero lo hizo bajo presión o en ausencia de libertad, para escoger, no se puede hablar de un acto humano incorrecto. Así que la Ética es algo que tiene mucho que ver con la libertad.
La segunda salvedad es, me atrevo a decir más; que si la Ética dice lo que es apropiado hacer, lo que se debe hacer, ello plantea que el individuo, a la hora de actuar se pregunte ¿Qué debo hacer? Y actúe en consecuencia, según los principios éticos. Si se equivoca, su acto no es éticamente reprobable. Su actuación puede ser equivocada y el planteamiento previo pudo ser éticamente correcto. Como se ve no es tan sencillo el asunto. Ilustrémonos.

jueves, 15 de octubre de 2009

Nuestra Montaña

Desde que Edmund Hillary y Tenzing Norgay conquistaron la cumbre del Everest, hace 56 años, centenares de montañeros han tratado de emular la hazaña. De ellos muchos lo han conseguido. Hillary comentó al respecto: «Se trata, en esencia, de un reto entre el hombre y la montaña, y entre el individuo y él mismo. Las montañas ofrecen peligro; este es un factor estimulante que te obliga a superar el temor. Sin un fuerte deseo de vencer las dificultades, sin un afán de logro, nadie trataría de escalar el Everest. Es un trabajo tedioso y penoso. Pero si persistes y llegas a la cima, te invade una gran satisfacción».
Pienso que, en la vida, todos luchamos contra montañas como el Everest, y que la clave para conquistar el éxito es muy semejante a la del alpinismo.

Arte de No Amar

Amar es ser vulnerable. Ama cualquier cosa, y tu corazón se verá atormentado y quizá hasta destrozado. Si quieres conservarlo intacto, no debes dárselo a nadie, ni siquiera a un animal. Envuélvelo cuidadosamente con pasatiempos y pequeños lujos; evita involucrarte; ponlo a salvo en el ataúd de tu egoísmo. Pero dentro de ese ataúd – seguro, inmóvil, oscuro, asfixiante – tu corazón cambiará. No podrá ser destrozado; se volverá inquebrantable, impenetrable, insalvable. La alternativa a la tragedia, o al menos al riesgo de ella, es la condenación. Aparte del cielo, el único sitio donde se puede estar completamente a salvo de los peligros y las perturbaciones del amor es el infierno.

lunes, 5 de octubre de 2009

Divino Tesoro

Nunca creí que al respecto escribiría alguna vez, nunca he comentado hasta ahora que, desde hace algunos años, tres o cuatro, han empezado a llamarme señor. Es decir, me llaman así en el vecindario, en el trabajo, en la biblioteca, en el club deportivo, en las tiendas y allá por donde vaya o me encuentre.
Siempre creí que la hermosa época de los treinta era la cúspide de la juventud y que dependiendo de lo que hagas te mantendrías ahí arriba inamovible mientras quisieras. Pero no. Es más, eso de vestirme como me vestía hace diez años y sentirme yo muy juvenil, llegar a un establecimiento y que el empleado me pregunte: “¿Qué desea?” A lo que me dan ganas de contestar: “Deseo que se me trate de tú, gracias”.
Me he consolado de todas las maneras. Que si es por algo de mi ropa, que si es por mi calvicie (aspecto muy juvenil para muchos), que si es por algo que llevo, quizás el pañuelo de mi bolcillo que me hace mayor (hoy los muy jóvenes ni lo conocen)… Pero ayer me hablo de ‘usted señor’ el vendedor de taquillas de un teatro, lujoso pero antiguo, de esos que tienen al expendedor dentro de un recinto de ventanilla pequeña y el que está dentro sólo te ve le cara.
Y ahí ya no tengo excusa. Ni zapatos, ni pañuelo, ni cuernos. Tengo cara de señor y es momento de aceptarlo. Y aunque llevo un tiempo asumiendo este cambio y no me está resultando tan traumático como hace algunos meses, me pregunto por qué ha llegado a importarme tanto.
Lo que veo más claro en este tema, es que la juventud está considerada como una cualidad. Y, encima, para ponerlo más difícil, se trata de la cualidad más valorada. Así que al dejar de ser joven, socialmente, pierdes una cualidad. Por estúpido que esto sea, es.
Pero no solo es estúpido, es demoledor. ¿Cómo es posible que lo que más valoremos sea lo más efímero de todo nuestro ser? En caso de que la juventud fuera una cualidad (que no lo es, a no ser que esté unida a algo más), no desaparecería sin más, sino que sería sustituida por otras cuantas; experiencia, conocimiento, evolución personal, profesionalidad, etcétera.
Y ahora voy y digo: ¿Por qué a pesar de todas estas cualidades que ganamos, seguimos anclados en esa que perdemos? Y entonces voy y contesto; ¡Por que estas no son valoradas, por eso! ¿Por quién? ¡Por casi nadie!
Entonces, a veces, nos volvemos idiotas y pensamos: ¿De qué sirve que lo valore yo si no lo valora nadie más? Esa es la trampa. Sirve de muchísimo. Porque si todos valoráramos los cambios que atraviesan nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestros/as (inserte aquí la opción religiosa/espiritual que más le convenza), la sociedad cambiaría.
Porque la sociedad somos todos, y esto aunque parezca una propaganda política, no lo es. Es simplemente una obviedad.
Lo que nos vamos a llevar de esta vida es lo que hayamos hecho con ella, y para hacer algo el tiempo tiene que avanzar y tiene que avanzar sin detenerse en los nudos del sistema y de la imagen.
Y yo, que no soy un sabio, imagino que la juventud está pensada como una etapa más en la vida del hombre, no como la etapa más importante de la vida del hombre. No digo que debamos aniquilar a toda la gente joven, lo que digo es que hay que dejar de mitificar la juventud, porque así solo nos trae sufrimiento, y además es una tontería que dice muy poco de nosotros como seres inteligentes.

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