martes, 18 de mayo de 2010

Juntos Con El Viento

Llena de orgullo, pedaleaba en su bicicleta, camino de una nueva realización. La posibilidad de dejar atrás a muchos atrapados en la desidia y el convencimiento de que estaba haciendo algo por su salud y su espíritu, le daban una placentera y satisfactoria sensación. En un descanso, un hombre – su padre – también en bicicleta, se detuvo a su lado. Le hizo un guiño y luego, con una sonrisa cariñosa, le dijo; «así que también tú vas con el viento, pedaleando hacia el firmamento, muy bien». Y luego desaparecieron.

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